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domingo, 22 de julio de 2012


Los  árboles de justicia. Las bendiciones; próximas ordenaciones al diaconado por su Beatitud el Patriarca Rómulo Braschi de la Iglesia Carismática “Cristo Rey”, doctor licenciado y mentor.

Por el Rev. y Evangelista Héctor Flores

(Conductor de programas radiales).



Solicitamos en amor cristiano, la bendición para el servidor el Lic Rev Padre Diego Luengo, para que Dios en su bondad lo siga colmando de ese espíritu de siervo digno de imitar. Sabemos que la mies es mucha pero los obreros son pocos, sin embargo en la confianza positiva basada en una esperanza afianzada en Dios, sabemos que no nos defrauda y nos da a sus siervos para la atención desinteresada y altruista a los fieles.

¿Qué es lo que hace un sacerdote? El sacerdote primeramente posa  su mirada  centrada  en el Cristo sufriente, y lo que celebra es La Liturgia, su misión es realizar un diálogo desde la caridad, no intelectual si apelar al corazón. Sabemos que Dios prepara a sus siervos  y de la formación teológica-filosófica del servidor, sacerdote  Diego Luengo, sin embargo en su humildad y modestia esta siempre para la atención de todos aquellos que quieren recibir la sencillez del Evangelio. Solicitamos al Señor después de más de un mes de la ordenación que siga colmándolo de bienes, que nosotros podamos imitarlo para tener la valentía y su celo apostólico a la manera de san Pablo.

Para el auxilio de la atención de los fieles,, se presentan los diáconos, “servidores”, el ejemplo clásico es el primer diácono Esteban mártir, hombre celoso, versado en las Escrituras quirotonizado, para la atención de las huérfanos, viudas, los fieles y los alimentos a la  mesa, mientras que la enseñanza esta reservada solo al presbíterado. Es interesante notar que el Archieparca para la República Argentina Francisco de la Caridad, demuestra que el candidato  al ministerio del diaconado, comúnmente “ya actúa como servidor y es reconocido por la comunidad” en la imposición de manos, se aplica lo oficial.

Los diáconos ayudan a los sacerdotes y a los  obispos pero no ofician ellos. Su ministerio se inicia en la imposición de manos, aunque hay un reconocimiento de la comunidad. El Rev. Héctor Flores, nos enseña “que si no hay un talento de Dios, ninguna ordenación humana puede suplirlo, no es del Espíritu Santo”. El servidor posee acreditación (Hechos de los apóstoles, 6, 1-6), a la manera de Esteban, Felipe, Proco Nicanor, Timón, Parmenas y a Nicolás de Antioquia un prosélito,  (Deuteronomio 1, 13) esta acreditación es: sabiduría, buena fama,  discreción, llenos de espíritu,  experiencia e inteligencia (1 Tim 3, 7) ejercen estos talentos para un ministerio  en la Iglesia (Hechos 1, 3) “encargados”  en la atención espiritual, por lo tanto de la Iglesia, se confiere un don del Espíritu Santo que permite poder ejercer esa elección, o institución en la comunidad, por el poder sagrado que viene solo del Dulce Señor Jesús. En Éxodo 18, 21, agrega que están  sujetos de firmeza, amantes de la verdad, enemigos de la avaricia. Otro punto sobresaliente es que  son investidos, “sellados”, es un servicio directo al obispo, el esfuerzo escrupuloso en la atención para servir- ministrar configurándose al Cristo sufriente, que vino para servir  (Mc 10, 45, Lc 22, 27). Debemos expresar la gratitud en oración y pedir por estos siervos ayudándolos en este ministerio que han emprendido, las Iglesias de Oriente siempre ha agradecido al Señor por este grado del ministerio que siempre se ha mantenido desde los tiempos de los orígenes apostólicos, agradecemos por este legado de nuestra Madre. Los estudios que realiza el Archieparca Francisco de la Caridad, en sus viajes e investigación y encerrado en su habitación, resalta el papel importantísimo del obispo en la relación con su diáconos, lo primero que resalta es el amor, ¿como se mide el amor a Dios’? se mide en mi amor a mi prójimo, esta es la vida de Francisco, el diálogo de la caridad y la comprensión, de la hospitalidad y el servicio, padre Obispo, diácono Hijo, prestando el oído, en una obediencia en la caridad. 

Estamos seguros que el pastor y mentor Rómulo Braschi como Patriarca de la Iglesia, con sucesión apostólica reconocida y en el derecho de ejercer la libertad, posee a sus hijos espirituales estrechamente unido al Altar del Señor, siendo una muestra de la mano de Dios que bendice a sus siervos. Estos son árboles de justicia, nobles como el cedro del Líbano.

Con el transcurso de los siglos a los diáconos, se les encargaron mayores responsabilidades según el designio del Espíritu, pudiendo obtener el gran privilegio de llevar el Evangelio, leerlo, proclamarlo “Es Palabra de Dios”, realizar bautismos,  casamientos, incensar, cantar el Akhatistos, preparar la mesa de sacrificio en la colocación de los corporales, este es un don de “vestir la Iglesia de Dios su templo Santo”, talentos que tienen aquellos servidores que de antemano a su ordenación realizan en la Iglesia.

Es claro que este ministro Diacono es parte de la Iglesia,  donde nosotros agradecemos nuevamente, no olvidando que podemos tener el gran gusto de solicitar su bendición (según el rito) llamándolos como   “Reverendo Diácono”, cada familia que posee a un hijo avocado a un ministerio esta llena de orgullo en el Señor no en  vanagloria vana, sino el jubilo del Señor.

 ¿Que podemos decir nosotros como cristianos desde el   bautismo? que pertenecemos a una Iglesia hermana, que en calidad de ministros  somos, sacerdotes, reyes y profetas. El gozo que compartimos es en la aspiración a la unidad, en la coincidencia, buscar objetivos a mediano plazo en la voluntad de Dios, en el Espíritu Santo, en la comunión. El Señor es grande y poderoso, y en su tiempo Divino se concretará la tan ansiada unidad.







(Contribuido)


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