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miércoles, 24 de abril de 2013

El refrescamiento en La Divina Liturgia


Archipreste Arcadio y Monseñor Francisco De la Caridad
                          

El Archieparca  Monseñor Francisco  De la Caridad y S E Rev 
Monseñor Teofano
“La Divina Eucaristía debe ser el corazón de la vida cotidiana
 del sacerdote…
 el mismo centro.”
 Francisco De la Caridad,
Archieparca  y Hermano mayor Nazareo 
El refrescamiento en La Divina Liturgia.
. El camino de Emaús es el camino de la vida cristiana.
Lucas 24:12-25 #113. Matinal 5 Lucas 24:12-25 # 113. Matinal 5anto  Evangelio
Fr +  Estephanos
 La dimensión sobrenatural que entendemos al meditar en las Santas Escrituras, en la typicon, y en la participación de La Liturgia, nos envuelve en una atmósfera celestial en la contemplación de los iconos. No en vano el sacerdote recita:   “Por las oraciones de nuestros santos Padres, oh Señor Jesucristo, ten misericordia de nosotros y sálvanos”, respondiendo el pueblo: “Amíñ”. La mirada hacia la profundidad de la riqueza de La Divina Liturgia y de los Iconos, podemos resumirla en esta simple palabra “refrescamiento”, ¿qué comprendemos por esta palabra? En toda La Liturgia encontramos oraciones como “Ten piedad de mí, ilumíname, vivifícame, que hacen ver, hacen sentir,  hacen saber.” Abrirse y comprender lo que Dios nos da y que pide, es “reaccionar y hacer, viviendo lo que predicamos”, esto es el  “refrescamiento” que es un “tomar fuerzas vigor o aliento”, otro significado es “renovar” o “poner de nuevo  o reemplazar alguna cosa”, “reproducir una acción, renovar un sentimiento dolor o  costumbre antiguos”, otra acepción es “templarse”, puede abreviarse  que es un renovar y repetir con mucha  frecuencia los buenos propósitos de  servir a Dios.  El Apóstol San Pablo utiliza la palabra “fuerza”, para inculcar en sus cartas la verosimilitud del Evangelio como espectáculo extraño al mundo pero agradable a Dios, en la  “fuerza”, “dynamis”, en la obtención al recibir dignamente Los Santos  y Vivificantes Dones, nos alimentamos con la Sangre y el Cuerpo de Cristo en ambas especies, y revivificamos nuestra alma para llevar una vida  moralmente preparados en este banquete, practicar la vida en comunión así, el que tiene  verdadero cuidado de su corazón, ha de elevarlo hacia  Dios, por la mañana y por la noche, a lo menos una vez al año, ha  de desmontar y examinar, una por una, todas las piezas, es decir, todos sus afectos y pasiones. Ser parte de la Iglesia es aspirar a este refrescamiento en el espíritu de vida que nos da el Santo Espíritu consolador, “consolador que esta en todas partes y todo lo llena”, el Maestro interior que nos ilumina porque le abrimos las puertas de nuestro lugar secreto que es el punto corazón. El Espíritu Santo es el Maestro interior que guía al discípulo hacia la verdad, que le mueve a obrar el bien, que lo consuela en el dolor, que lo transforma interiormente, dándole una fuerza, una capacidad nueva. Esta fuerza no es mágica ni espiritualismo común, es el horizonte del Señor seducidos abriéndose a los de adentro y afuera, fe y vida  en la oración contemplativa. Al colocarnos en perspectiva recibimos el primer anuncio, en el crecimiento, aceptamos con el poder, a la Persona viva por abrir el corazón.
De este modo, la intimidad sincera, en la actitud de preguntar al Maestro, nos lleva a la montaña de Las Bienaventuranzas, Él llama a ciertas personas concretas, no muchas. Luego obra milagros, sanidades y prodigios y les enseña los principios del Reino de Dios. Las multitudes comienzan a seguirle y estos también son llamados al discipulado.
De este modo el discípulo como   persona piadosa, después de la práctica del  examen de su corazón, debe untarlo, para renovarse  cual conviene, con los sacramentos de la confesión y  de la Divina Eucaristía. Este ejercicio reparará las fuerzas abatidas por el tiempo, enfervorizará el  corazón, es un reino espiritual, por las reglas de Dios en los corazones de los hombres, hará que reverdezcan los buenos  propósitos y que florezcan de nuevo las virtudes del espíritu, este es el refrescamiento. En la pedagogía del Señor, la parábola es “una historia terrenal con un   significado celestial”.
La  pretensión en armonía con las palabras de los Patriarcas  orientales, es  ayudar a los fieles cristianos ortodoxos a vivir La Divina Eucaristía, en la hondura del espíritu, por eso, tiene, ante todo, aire de espiritualidad, de mística, de vivencia en la vida diaria,   y no de texto de estudio. Esa hondura en el desierto, es el de realizar al Santo Evangelio con la misma vida, y obrar  con los pensamientos y  sentimientos del Cristo Ortodoxo, en una religión dinámica, viva y audaz. Esforzarse  en aplicar los ejercicios espirituales cada día, en la tranquilidad para que se pueda escuchar al Señor, Él le  habla, oír, captar el sentido para que se abran los oídos espirituales. Ahora, si  no se puede o  no se quiere escucharlo, no es porque Él no está hablando, es porque se está haciendo un tal “motín” que no se puede oírle, se está ocupado y preocupado en otras cosas, bombardeado con los proyectiles incendiarios de  imágenes y sonidos. No aprovechamos el acompañamiento de Jesús como en los discípulos de Emaús, así, cuando el Señor toca su féretro (su cuerpo, su carne) hay que estar quieto. A lo largo de la lectura se desarrolla los aspectos señalados, enfocados en  las parábolas del Reino, del Padre misericordioso  y los dos hijos perdidos,  del buen samaritano. Estas ilustraciones    nos da pie  en abordar el tema  de La Divina Liturgia,   se asume la dimensión del misterio de la fe que conlleva, la sencillez, simplicidad, fraternidad de Jesucristo vivo a seguir,  muy profunda, que penetra  para que la meditación, en la reflexión, en lo mas recóndito de nuestro ser,  esté al alcance de todos, en  la mística, en la renovación, en lo personal, en el sostenimiento del buen samaritano: "El Padre  en el anhelo de amor por el perdido "(Hendriksen). Se trata de una verdadera clave para la vida cristiana “la misericordia”, no cansarnos de perdonar, ser esclavo del amor como súbdito feliz (S. Juan 20, 17) podemos Reconocer y disfruta nosotros a nombre del Rey  Dios y Padre poderoso. Cuando el Señor toca su féretro, su cuerpo, usted, el, y  yo  debemos  estar quietos, al igual que el santo Profeta  Elías que hizo de la quietud un estilo de vida, cuando entró en la cueva. Sólo cuando se detuvo, oyó  oír al Señor, capto el sentido, Dios nos habla de distintas formas.  Nuestra sociedad está llena de todos los tipo de alboroto, imágenes,  hay que desesperar de todo: de nuestra cualidad moral, de nuestras virtudes, de nuestra organización eclesial - aun si es fuerte y bien potente -, de nuestra doctrina, de nuestra ideología tan convincente, recordar “el que esté de pie cuide que no caiga”.  Este desesperar hace que se enfoque el cristiano ortodoxo siempre  en Jesús, entender la noticia diferente, el carácter de la Paternidad tierna, las ovejas sin pastor las recoge el Señor sobre su hombro, sobre su pecho.  Todo debe ser pasado por un tamiz, es el aprendizaje “soy hijo de Dios.  La castidad, la música, las  frases, nuestras malas  compañías, y costumbres, lo que consumimos, el tomar alcohol por ejemplo, sin moderación, dañando nuestros órganos nobles del cuerpo humano.  El féretro,  el cuerpo natural, nuestra carne  de hecho necesita de aceptar  muchas cosas en nosotros que necesita la reactivación y el Señor está dispuesto a tocarnos. …………esto es “refrescar” en   La Divina Liturgia, en una correcta  confesión o reconciliación de manos del sacerdote.   Al recibir el anuncio lanzado, en la homilía del Archieparca Francisco De la Caridad somos salvados, es el amor de Dios, es compasión no emocionalismo. Cristo cargo por todo el pecado de la humanidad, es en el  Altar de la Iglesia donde pediremos por ayuda, en nuestras intenciones  personales, el sacerdote ora por nosotros y los demás en la aflicción y tribulación para “refrescar “ (consolar). El Nazareo Mayor  Francisco De  la Caridad enseña en el refugiarse en el consuelo que Dios quiere darnos. Es el impacto único como hijos obedientes.
 Hay algo muy importante que se debe hacer por nosotros si queremos la curación: se debe estar quieto. Ahora esa quietud figuradamente significa sosiego, reposo, descanso, por sosiego se comprende: tranquilidad, serenidad; por sereno: claro despejado de nubes o nieblas,  apacible, sin turbación física o moral; es interesante que otro significado para “serenidad” se recibe como título de algunos príncipes, o el encargado de velar en la noche  por la seguridad del vecindario, de la propiedad. En otras palabras es el mayordomo de la administración de los bienes, el atalaya que cuida al pueblo.
En esta “quietud” por otra parte, al aludir a la Divina Eucaristía como escuela de solidaridad, de agradecimiento, se apela al compromiso, a la responsabilidad, que le concierne, que genera sentarse a la mesa de la fraternidad y compartir el alimento que el mismo Jesús quiso que compartiéramos al dejar como legado su cuerpo y su sangre en la Última Cena. Se trata de convertir al mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres, la actividad en la que ellos están comprometidos, su vida, cultura  y ambiente concretos. Jesús dijo, “Soy el camino”, la verdad y la vida, “soy el pan de vida”,  si sigues el camino de Jesús, es maravilloso, ¡gracias Señor por quedarte con nosotros! ¡Ten un buen día Señor! San Simeón el nuevo teólogo escribe: "Dios es… This is the way that Christ walks.  We must walk with Christ!  We must be in the way in which He walks, just like the apostles, just like the blind men 1 . This is a long way, and the day is indeed far spent before God fully reveals Himself to us.  This will be at the end of the age, but a foretaste of this revealing, a true "piece" of it, as it were, is in the breaking of bread.  Our Lord enlightened His two disciples in the breaking of bread, and they saw Who He was. el co-viajero con los Apóstoles, el poder de los Mártires, la inspiración de los Padres y Maestros, la perfección de todos los Santos ..." el Señor de la tormenta, el que se le sujetan los espíritus inmundos” (La catequesis, I). Reconocemos tus huellas en cristianos laicos, que trabajan comprometidos.
 La justicia en el mundo, que son testimonio de paz en lugares donde reina la violencia, que como profetas anuncian la paz, que da vida y sosiego que supera a la no violencia, que no lastima a nadie ni siquiera a la naturaleza, es el mensaje de los patriarcas, no solo la ausencia de la violencia sino buscar la paz y proclamarla.  Una perspectiva ecológica y sostenible,  fomentan una cultura de la solidaridad  que apuesta por un mundo nuevo, nuestro orbe. Dios a cada criatura da una gloria en el grado que le corresponde, a nosotros nos dió la dignidad de ser hijos adoptivos suyos, “elegidos”, nos da ser, Él que es amor en esencia, nos pide dar amor.  Sólo nos queda una persona: enfocarse en Cristo. Y si nos volvemos a Él, entonces es Él o nada. Es bendición, heredad, presencia real y derecho.   A partir de ese momento comienza otro modo de existencia: en la voluntad de Dios podemos caminar sobre las aguas, quedando afuera la desesperación y viene la quietud o sosiego, es  el refrescamiento que proviene de la gracia en el encuentro personal en a experiencia que transforma diariamente, la mente se vuelve a la acción.
Este es el camino que Cristo camina. Hay que caminar con Cristo. Debemos estar en la forma para caminar como  Él camina, en el entrenamiento de las facultades perceptivas para el razonamiento de la Escrituras. Al igual que los Apóstoles, al igual que los ciegos, sordos tullidos. Este es un largo camino, ancho o angosto, camino que en  el día es de hecho largo,  declinado, formado, incluso con escombros, y de noche esta la oscuridad y neblina que impacta en nuestra adelanto en el caminar, En Deuteronomio 30, 19, se elige entre dos caminos y las practicas decisivas al elegir la elección sabia que nos lleva  a la  bendición inexorable al elegir a Cristo. Descansamos  en Dios y en la salvación  delante de Dios que se revela plenamente a nosotros en los sufrimientos terribles en el mundo, está presente, en la compañía. Las  colonias de leprosos, desahuciados,  piden el gesto del lavatorio de los pies, que Jesús  integró en esa noche como acontecimiento especial junto a sus discípulos en la Última Cena, es el primer paso para generar y abordar el compromiso solidario, que se desprenderá de beber de su copa. Cristo esta presente en los Santos y Vivificantes Dones y recibimos el “refrescamiento” al fortalecernos y recibir el vigor de las Santas Especies. Dar el valor a las cosas en el tiempo y decidir y trascender lugar y espacio al entender el hacer a la vida espiritual. Déjese guiar por Dios, por sus mensajes da victoria, no desviarse de la voluntad de Dios  hay misericordia Dios respalda.  (2 Samuel  2, 9)  no olvidar que somos hijos.
Todo comienza por la experiencia de la primera comunidad eclesial que vivió con el Cristo. El Prólogo de San Juan, en su Epístola, es muy característico, pues se subraya que transmite lo que él y los otros Apóstoles han visto, oído, tocado del Verbo de Vida. Nos comunica así una experiencia concreta y real, es el “pan de vida.” el se que da con nosotros, no se va, se queda en las formas Santas para que o comamos, y aprovechar implica el acatar con un  sentimiento de dolor  y transformarlo para aceptar el propósito y diseño de Dios,  es “templarse”.
Se  alienta a pedirle a Dios en “insistir”, en la  "osadía" (parresía) delante de Dios, en la oración.  San Juan Crisóstomo insiste en la intercesión ferviente de los santos, en el atrevimiento para comprender lo mejor posible el misterio de la Divina Eucaristía, para  vivirlo intensamente y para que alimente y transforme la vida y el compromiso dignamente  con los demás, esto es renovarse (refrescamiento).  Se insiste que el misterio no es un enigma o problema, los misterios son herramientas indispensables que actúan con la gracia en los que a ellos se acercan (según lo dicho en las cartas de los Patriarcas Orientales), y  la Eucaristía como un hermoso don que Cristo nos ha dado a través de la Iglesia, es en la Eucaristía que encontraremos la verdadera respuesta, en la vida de oración.  Muchos de nosotros recibe los Misterios hoy  día, al Santo que se esconde, lo que es verdaderamente, el Señor toca nuestros féretro, tocando nuestra carne para que  seamos  vivificados. Like the other sacraments, bishops who succeeded the Apostles originally performed the Holy Communion, but as the church expanded they authorized the priests to perform the sacrament. Al igual que los demás sacramentos, los obispos que sucedieron  a los Apóstoles realizarán  originalmente la Santa Comunión, pero como la Iglesia se ha ampliado,  autoriza amorosamente a los sacerdotes para realizar el sacramento, los presbíteros están en el servicio y su mirada se enfoca en ver en cada rostro la dulce mirada de Jesús. Es aprender a mirar largamente en la mirada contemplativa en el señorío, en el hermano, a rayar el alba el rostro del hermano es eco de mi corazón.   The deacons assist the bishops and the priests. Los diáconos ayudan a los obispos y los sacerdotes y  The believers who have examined and cleansed themselves through penance con receive the Holy Communion. los creyentes que han examinado y limpiado por el Sacramento de la reconciliación, ellos  mismos a través de la penitencia,  reciben  la Sagrada Comunión. But those who have not cleansed themselves through penance even if they receive the Holy Communion being unworthy will bring damnation upon them. Pero los que no se han limpiado mediante la penitencia, incluso si reciben la Comunión Santa indignamente  traerá condenación sobre ellos. (Cor. 11:28-29; Liturgy of John Chrysostom). (Cor. 11:28-29; Liturgia de San Juan Crisóstomo).  El eco del corazón es detenerse para contemplar al Cristo vivo en el prójimo, evitando el ajetreo de una conciencia manchada incluso aturdida, es contempla al amado en el que debemos amar.
Cómo pensar de la Eucaristía
“el primer punto es que La Eucaristía es en primer lugar el sacrificio, la victoria del Calvario. No es una representación, Jesús está realmente presente. Como dice el Catecismo, es un sacrificio incruento, pero es la victoria que ha ganado la salvación de ustedes y la mía. Eso es lo primero. Y por lo tanto, cuando vamos a la Santa Misa, no vamos a divertirnos, vamos a celebrar la Eucaristía.”
Encuentro con Jesús
“El segundo punto es  la recepción de la Divina Eucaristía que es comunión con Jesús. El encuentro. Francisco de la Caridad enseña que  a las personas, siempre se las anima a pensar, ‘¿Qué dirías si te digo que puedes encontrarte con Jesús personalmente, con la persona viva, y que realmente puedes acercarte a su presencia y recibirlo? Cristo no es una cosa, es alguien, los santos Dones no son cosas,  es Cristo”
Con este estilo de pensamiento el Apóstol San Pablo anima a estar libre de egoísmos, y prejuicios para recibir La Eucaristía. Es muy importante evitar la crítica a nuestros hermanos,  hacer las paces con el otro, ver lo bueno y dejar las cosas para Dios a su tiempo, confiando en la Divina Providencia, tema que nos enseña constantemente Mar Valerian. El Espíritu Santo nos toma y nos da forma revivificando el bautismo, con  nuestras promesas que realizan nuestros padrinos en la oportunidad de saber ahora elegir con todas nuestras facultades mentales, a Cristo como Rey y Salvador nuestro, en el paso de dedicación plena al señorío del Kyrios. Tomar la actitud de la perseverancia de asistir y participar en la Iglesia en las actividades eclesiásticas. Nuestra personalidad no está integrada con la voluntad de Dios, y sufrimos por esta herida, pero el Señor restablece la concordia de nuestro corazón con la mente, del cuerpo con nuestra alma, en la sensibilidad a los susurros del Espíritu.   El cuidado del corazón, enderezarlo y arreglarlo revisando las pasiones y afectos y reparar los defectos que puede haber. La santidad  es un don (carisma) dada por Dios al hombre, a través del Espíritu Santo. El esfuerzo del hombre para convertirse en un participante en la vida de la santidad divina es indispensable, Toda nuestra vida en la Iglesia es terapéutica, nos lleva a la fortaleza en Cristo en el amor tierno que una vez mas engendra la Iglesia : la confianza. El refrescamiento que nos regala El Espíritu Santo, nos anima a seguir adelante con nuevas fuerzas dando la alabanza al Creador de todas las cosas,  Cada icono es una mirada al cielo en la luz tabórica,…..el agua bendita, llamada  agiasma la recibimos para  la bendición, nos refuerza en ser portadores de luz en esta generación, y trabajar en nuestra transfiguración, en el esforzarse por  la herencia en la transmisión  de la fe a nuestros hijos. El Apóstol San Pablo sugiere en su 2 Carta a los Tesalonicenses 2, 13-14que nos explica:: “Siempre tenemos que dar gracias a Dios por ustedes, hermanos amados del Señor, porque Dios los tomó para que fueran los primeros en alcanzar la salvación, por la consagración del Espíritu y la fe verdadera; y por medio de nuestra predicación de la Buena Noticia, los llamó a poseer la gloria de Nuestro Señor  Jesucristo” (La Biblia de Nuestro Pueblo, la Biblia del Peregrino, América Latina  Luis Alonso Schökel; X edición, (2011)) Vemos que “Es el Espíritu que consagra”, (en agiasmo Pneumatos) al santificarlos y por su fe en la verdad. Es útil reflexionar en estos textos bíblicos sobre la “separación”, el  “Santificarlos” a sus hijos, veáse por ejemplo S. Juan 17, 17; 1 Cor 6, 11; 1 Te 4, 7. En el  Espíritu en la  Primera Carta de Pedro 1, 2.;  en verdad en: Jn 8, 32; Col 1, 5; 1 Ti  4, 3;  2 Jn 2.   
Notamos   que se trata aquí de una imagen muy elocuente.  Nos indica exactamente a qué modo de vida nos invita la Iglesia. Esto no tiene nada que ver con la ideología, con una imposición de una voluntad, o de limitar nuestra libertad, incluso  con una cierta piedad fabricada que no  se cultiva, al fin de cuentas,  la afirmación espiritual es aceptar al individuo, no es evitar un espíritu independiente.  Es otro modo de existencia, otra actitud que significa darse totalmente, existir a causa de otro, por otro, y tomar la vida en función de la relación. [...] Un Padre de la Iglesia, San Isaac el Sirio, nos dice una frase bastante paradójica: "Nada hay más potente que la desesperación". Hay que pagar por una verdadera desesperación para llegar a la relación con Dios. En otras palabras un susto, un escalofrío al ver lo desconocido.
Por La Liturgia lo desconocido lo observamos cuando el sacerdote levanta el Dyscos, recordando la estrella de Belén, apreciamos que muchos vieron la estrella, pero muy pocos supieron el verdadero significado. Cristo nace, se presentó en el templo, Cristo sufrió en Getsemaní, sufrió el infierno para que nosotros nos libráramos,  “velad” fue su advertencia, es cruxificado, resucitó y ascendió al cielo. Pero la santificación es en sí misma la obra de la Santísima Trinidad, especialmente a través del poder santificador de Jesús Cristo, que se encarnó, sufrió la crucifixión y la levantó de los muertos, a fin para conducirnos a la vida de santidad, a través de la comunión con el Espíritu Santo Podamos ahora ver gustar y saborear este verdadero manjar del cielo, al  incorpóranos a Cristo no solo en nosotros sino nosotros en Él. La sabiduría la extraemos de la oración sacramental del Santo Evangelio según San Juan Cáp. 17, 1: “que sean uno, como tu Padre eres uno en mí y yo en ti.” Este es el principio valedero espiritual, del ser cristiano, ser uno con Cristo, abridle el corazón. La calidad de La Divina Liturgia   nos muestra que es posible ser lo que Él nos ha dicho ser.
Otro punto interesante en el  “refrescamiento” al máximo de La Divina Liturgia, es el acercamiento en el oír y ver.
El maestro Cabasilas propone que el orden de Leer-Interpretar y Consagrar, resulta de una interpretación   apostólica de lo que magistralmente  San Pablo nos alecciona en su carta a los Romanos 10, 14, 17:
En la Biblia: versión Reina Valera 1960 dice:
“14 Pero ¿Cómo invocarlo sin creer en él? ¿Y cómo creer sin haber oído hablar de él? ¿Y cómo oír hablar de él, si nadie lo predica? ... 17 La fe, por lo tanto nace de escuchar (la predicación) y la predicación se realiza en virtud de la Palabra de Cristo.”
Reflexionamos que la uva debe estar en la vid para alimentarse de los nutrientes, de igual modo el creyente que aspira a ser un discípulo del Maestro no solo escucha, sino oye con el discernimiento: La palabra de Nuestro Señor Jesucristo;  El  deseo y el amor de la virtud comienza a hacernos virtuosos, eso es aprovechar.  La historia del Rey Balduino de Bélgica quien solía sentarse tres horas todos los días delante de La Eucaristía, indica no solo una devoción piadosa,  fue él quien dijo que era como sentarse al sol, para estar ante lo incontenible.  Cuando uno va a tomar sol, no hay mas remedio que colocarse al sol y disfrutar  los rayos, sino,  no llegan. Eso es lo maravilloso, del Santísimo Sacramento, que se acerca a nosotros y pide estar con nosotros.  Creemos que debemos decir cosas. Cuando se está en  compañía del Señor, alguien está haciendo un trabajo, tienes que producir algo al final de tantos días y horas., si no se produce nada, Dios actúa en nuestra debilidad. Al rezar no hay que producir nada, dejar en sus manos.  Es un proceso interno y es una relación con Dios y solo después uno experimenta la fortaleza.”
Convocados por el diácono que como servidor por excelencia a la manera de San Esteban mártir,  lee y aníma a escuchar atentamente  la Palabra de Dios,  es la belleza de la Palabra, creer en la palabra (Salmo 118) para encontrarse en la   participación mística y sacramental del Cuerpo y la Sangre de Cristo, un cuerpo que obra en armonía y orden tal como San Pablo lo dice en 1 Cor 10, 16s: “16La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo? Y el pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? 17 Ya que hay un solo pan, todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque participamos de ese único pan.”
Estos es el “refrescamiento”, y es de esta manera como el servicio dominical de La Divina Liturgia se puede denominar CULTO VERBAL (traducción propia de la frase griega: logike latreia). Esta frase tomada del libro a los  Romanos  capitulo 12 versículo 1,  resalta la necesidad del hablar, del escuchar y del entender que uno tiene que para poder creer en el mensaje cristiano y expresarlo así en la vida diaria, en el trato justo y caritativo al prójimo, debe aceptar la primera función ministerial que es el oír.
It's one thing to say, and to believe in our minds, O yes, the Lord has come, and He has become man for our sake, and made us capable of eternal life, made us capable of becoming holy. El decir, y creer en la mente, oh sí, el Señor ha venido, y Él se ha hecho hombre por nosotros, y nos ha hecho capaces de la vida eterna, nos hizo capaces de llegar a ser santos. It's one thing to say that, but it's another thing to see that all the saints have accomplished it, which means that we can, too. Es una cosa que decir eso, pero otra cosa es ver que todos los santos lo han logrado, lo que significa que también pueden hacerlo. We accomplish this by attempting to enter into the mind of Christ. El objetivo final de la santidad es imitar a Dios y vivir la vida de la deificación (theosis), “Hoy es el día de la gracia”.  San Máximos el Confesor (siglo VII), escribe que los santos son hombres que han llegado a la  theosis, han evitado el desarrollo natural del alma, es decir, el pecado, y trata de vivir de la manera mas natural  la vida: “andar sobre el espíritu” (es decir, vivir de acuerdo a  lo creado, la naturaleza, con la vida del Espíritu que interrumpe la ley del pecado), la nueva ley del Espíritu es siempre volviéndose y mirando  hacia Dios, por lo tanto logra al cumplirse la justicia en nosotros, Dios nos ha hecho creyentes conforme al Espíritu (Roma 8, 14),  la unidad total con Dios a través del Espíritu Santo (en la teología, 7,73), se cumple……nos conocemos a nosotros mismos por la carne, las limitaciones, la ley de  naturaleza divina la sabe y es potencial de Dios el  ADN divino.,   …. logramos esto al peregrinar fuera de la barca, e intentar entrar en la mente de Cristo. His mind is not closed to us at all; it is very open. Su mente no está cerrada a nosotros en todo, es muy abierto. He desires us to know everyting. Él desea que nosotros sepamos. El objetivo final de la santidad es imitar a Dios y vivir la vida de la deificación (theosis). Sólo podemos decir que se trata de nuestra realidad existencial que proviene del llamado de Dios. Somos hipóstasis, es decir que representamos una existencia, una realidad existencial, porque Dios nos llama a la existencia, nos llama no por obligación, o por imposición de su voluntad,  si por amor. Somos hipóstasis en la medida en que podemos "hipostasiar" las posibilidades existenciales de una naturaleza creada, en el amar, compartir, la amistad, la generosidad. Ahora cuándo esta naturaleza muere, ¿qué queda de nosotros? ¿Qué puede entonces hipostasiar nuestra" hipóstasis”? queda  hermosamente planteado por  San Gregorio Palamas,  nos dice que después de la muerte, nuestra hipóstasis va a hipostasiar nuestra existencia a través de las energías de la naturaleza divina, a través de las energías del Espíritu Santo, quedando: “el amor, la bondad, la  tenacidad, la iniciativa, la estética,  la empatía, la misericordia, y la fe ante la adversidad, como medallas que están en nuestros uniformes”,    por eso se insiste en el “refrescamiento  de La Divina Liturgia”,  que en el lenguaje ortodoxo, hablamos de la deificación del hombre... Y, por eso, llamamos al Espíritu Santo, "paráclito", "Rey del cielo" y "Fuente de vida", y le decimos: ¡"Ven y habita en nosotros!", “Ven Espíritu Divino y danos un rayo de Tu luz”. El meditar een la la explicación que nos ofrece Máximo el Confesor.

"Después de la muerte, todo el mundo estará unido a Dios y a las energías divinas. Pero para los que cultivaron una actitud positiva, es decir, los que están dispuestos a comulgar con la existencia y la vida misma de Dios, esta unidad con las energías del Espíritu Santo será el paraíso. Mientras que para las que no saben amar, esta unidad con Dios será una tortura, será realmente el infierno."  Esto significa que paraíso e infierno no dependen de la justicia divina, pues Dios no castiga a los pecadores. En realidad, todo depende de la posibilidad o la impotencia del hombre para comulgar verdaderamente con la existencia y la vida de Dios. [...] La Ortodoxia no es, pues, una ideología, sino algo para descubrir. Y estamos invitados a descubrirla, a descubrir la verdadera vida, la que no conoce los límites del tiempo, del espacio, de la corrupción y de la muerte: la vida como amor.
Dar el fruto en las cuatro estaciones, como el viñedo, es la gracia, la voluntad de Dios debe ser mi vida, Jesús nos dio fruto en la pasión, al curar, en la cruz al perdonar, vemos así al Señor
Aprendemos que El cristianismo no es nunca el conocimiento estático. There is nothing God reveals that He does not want us to take action upon. No hay nada que Dios revele que Él no quiere que nosotros no sepamos, para decidir acerca “de”,  sino que nos convida a un modo de existencia que puede vencer a la muerte, constituyendo la verdadera vida, es una vida de relación.  There is nothing at all in the scriptures that we are not to react to. No hay nada en absoluto en las Escrituras que no hemos de reaccionar. Por eso  la experiencia en la Iglesia Ortodoxa  marca para siempre; su espiritualidad, La Iglesia nos propone una práctica que tiene por objeto, precisamente, cultivar una relación personal con Dios su cosmovisión vislumbrándose en La Liturgia, adentrándose en su espiritualidad, en las oraciones, en el ayuno,  consta que el Señor se encuentra realmente y que podemos compartir el Pan del Cielo y el Cáliz de Salvación consagrado sobre un altar común, para la gloria del Dios Trino.
God help us.Dios al construir nuestras virtudes cotidianas, para que Él nos  llene, recibimos la gracia de Dios en nuestros corazones, es menester  tenerlos vacíos de nuestra propia gloria. Las cualidades positivas desprovistas del amor a Dios y al prójimo pierden su poder: superar el amor propio y lo pecaminoso,  podemos alcanzar la salvación., San Pío de Pietrelchina afirmaba que lo peor del mundo  “es la curiosidad.Amen.  
Francisco de la Caridad se afianza en este régimen espiritual, para cimentar la conciencia como en una roca firme: “Yo trato de hacer tres cosas en mi vida. Me confieso cada quince días, porque el pecado es como una plaga. Sería muy cómodo pensar que eso no me va a afectar a mí. Amo la Divina  Eucaristía, que es el centro y cúlmen  de mi vida. El sentido común, la prudencia  y el  buen sentido del humor también son importantes.” 
Afortunadamente Dios nos refresca con su aliento de vida, de quienes somos y quién es la Iglesia. 

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