Archipreste Arcadio y Monseñor Francisco De la Caridad
El Archieparca Monseñor Francisco De la Caridad y S E Rev
Monseñor Teofano
“La Divina Eucaristía debe ser el corazón de la vida cotidiana
del sacerdote…
el mismo centro.”
Francisco De la Caridad,
Archieparca y Hermano mayor Nazareo
El refrescamiento en La Divina Liturgia.
. El camino de Emaús es el camino de la vida
cristiana.
Lucas 24:12-25 #113. Matinal 5 Lucas 24:12-25 # 113. Matinal 5anto Evangelio
Fr + Estephanos
La dimensión sobrenatural que entendemos al meditar en las Santas Escrituras,
en la typicon, y en la participación de La Liturgia, nos envuelve en una atmósfera
celestial en la contemplación de los iconos. No en vano el sacerdote recita: “Por las
oraciones de nuestros santos Padres, oh Señor Jesucristo, ten misericordia de
nosotros y sálvanos”, respondiendo el pueblo: “Amíñ”. La mirada hacia la profundidad de la riqueza de La Divina
Liturgia y de los Iconos, podemos resumirla en esta simple palabra “refrescamiento”, ¿qué comprendemos por esta
palabra? En toda La Liturgia encontramos oraciones como “Ten piedad
de mí, ilumíname, vivifícame, que hacen ver, hacen sentir, hacen saber.” Abrirse y comprender lo que Dios
nos da y que pide, es “reaccionar y hacer, viviendo
lo que predicamos”, esto es el “refrescamiento”
que es un “tomar fuerzas vigor o aliento”, otro significado es “renovar” o “poner
de nuevo o reemplazar alguna cosa”, “reproducir
una acción, renovar un sentimiento dolor o
costumbre antiguos”, otra acepción es “templarse”, puede abreviarse que es un renovar
y repetir con mucha frecuencia los
buenos propósitos de servir a Dios. El Apóstol San Pablo utiliza la palabra
“fuerza”, para inculcar en sus cartas la verosimilitud del Evangelio como espectáculo
extraño al mundo pero agradable a Dios, en la
“fuerza”, “dynamis”, en la
obtención al recibir dignamente Los Santos
y Vivificantes Dones, nos alimentamos con la Sangre y el Cuerpo de Cristo
en ambas especies, y revivificamos nuestra alma para llevar una vida moralmente preparados en este banquete, practicar la vida en comunión así, el que tiene
verdadero cuidado de su corazón, ha de elevarlo hacia Dios, por la mañana y por la noche,
a lo menos una vez al
año, ha de desmontar y examinar, una por
una, todas las piezas, es decir, todos sus afectos y pasiones.
Ser
parte de la Iglesia es aspirar a este refrescamiento en el espíritu de vida
que nos da el Santo Espíritu consolador, “consolador
que esta en todas partes y todo lo llena”, el Maestro
interior que nos ilumina porque le abrimos las puertas de nuestro lugar
secreto que es el punto corazón. El Espíritu Santo
es el Maestro interior que guía al discípulo hacia la verdad, que le mueve a
obrar el bien, que lo consuela en el dolor, que lo transforma interiormente,
dándole una fuerza, una capacidad nueva. Esta fuerza no es mágica ni espiritualismo
común, es el horizonte del Señor
seducidos abriéndose a los de adentro y afuera, fe y vida en la oración contemplativa. Al colocarnos en
perspectiva recibimos el primer anuncio, en el crecimiento, aceptamos con el
poder, a la Persona viva por abrir el corazón.
De este modo, la intimidad sincera,
en la actitud de preguntar al Maestro, nos lleva a
la montaña de Las Bienaventuranzas, Él llama a ciertas personas concretas, no muchas. Luego obra milagros,
sanidades y prodigios y les enseña los principios del Reino de Dios. Las
multitudes comienzan a seguirle y estos también son llamados al discipulado.
De
este modo el discípulo como persona piadosa,
después de la práctica del examen de su
corazón, debe untarlo, para
renovarse cual conviene, con los sacramentos
de la confesión y de la Divina Eucaristía.
Este ejercicio reparará las fuerzas abatidas por el tiempo, enfervorizará el corazón, es un reino espiritual, por las
reglas de Dios en los corazones de los hombres, hará que reverdezcan los buenos
propósitos y que florezcan de nuevo las virtudes del espíritu, este es
el refrescamiento. En la pedagogía del Señor, la parábola es “una
historia terrenal con un significado
celestial”.
La pretensión en armonía con las palabras de los Patriarcas
orientales, es ayudar a
los fieles cristianos ortodoxos a vivir La Divina
Eucaristía, en la hondura del espíritu, por
eso, tiene, ante todo, aire de espiritualidad, de mística, de vivencia en la
vida diaria, y no de texto de estudio. Esa hondura en el
desierto, es el de realizar al Santo Evangelio con la misma vida, y obrar con los pensamientos y sentimientos del Cristo
Ortodoxo, en una religión dinámica, viva y
audaz. Esforzarse en aplicar los
ejercicios espirituales cada día, en la tranquilidad para que se pueda escuchar
al Señor, Él le habla, oír, captar el
sentido para que se abran los oídos espirituales. Ahora, si no se puede o no se quiere escucharlo, no es porque Él no
está hablando, es porque se está haciendo un tal “motín” que no se puede oírle,
se está ocupado y preocupado en otras cosas, bombardeado con los proyectiles
incendiarios de imágenes y sonidos. No aprovechamos el acompañamiento de Jesús
como en los discípulos de Emaús, así, cuando el Señor toca su féretro (su
cuerpo, su carne) hay que estar quieto. A
lo largo de la lectura se desarrolla los aspectos señalados, enfocados en las parábolas del Reino, del Padre
misericordioso y los dos hijos
perdidos, del buen samaritano. Estas
ilustraciones nos da pie
en abordar el tema de La Divina Liturgia,
se asume la dimensión del misterio de la fe
que conlleva, la sencillez, simplicidad,
fraternidad de Jesucristo vivo a seguir,
muy profunda, que penetra para
que la meditación, en la reflexión, en lo mas recóndito de nuestro ser, esté al alcance de todos, en la mística, en la renovación, en lo personal, en el sostenimiento del buen
samaritano: "El
Padre en el anhelo de amor por el
perdido "(Hendriksen). Se trata de una verdadera clave para la vida cristiana
“la misericordia”, no
cansarnos de perdonar, ser esclavo del amor como súbdito feliz (S. Juan 20, 17)
podemos Reconocer y disfruta nosotros a nombre del Rey Dios y Padre
poderoso. Cuando el Señor toca su féretro, su cuerpo, usted, el, y yo debemos
estar quietos, al igual que el santo Profeta
Elías que hizo de la quietud un estilo
de vida, cuando entró en la cueva. Sólo cuando se detuvo, oyó oír al Señor, capto el sentido, Dios nos
habla de distintas formas. Nuestra
sociedad está llena de todos los tipo de alboroto, imágenes, hay que desesperar de todo: de
nuestra cualidad moral, de nuestras virtudes, de nuestra organización eclesial
- aun si es fuerte y bien potente -, de nuestra doctrina, de nuestra ideología
tan convincente, recordar “el que esté
de pie cuide que no caiga”. Este
desesperar hace que se enfoque el cristiano ortodoxo siempre en Jesús, entender la noticia diferente, el
carácter de la Paternidad tierna, las ovejas sin pastor las recoge el Señor
sobre su hombro, sobre su pecho. Todo debe ser pasado por un tamiz, es el aprendizaje “soy
hijo de Dios. La castidad, la música, las frases, nuestras malas compañías, y costumbres, lo que consumimos, el
tomar alcohol por ejemplo, sin moderación, dañando nuestros órganos nobles del
cuerpo humano. El
féretro, el cuerpo natural, nuestra
carne de hecho necesita de aceptar muchas cosas en nosotros que necesita la
reactivación y el Señor está dispuesto a tocarnos. …………esto es “refrescar” en La
Divina Liturgia, en una correcta
confesión o reconciliación de manos del sacerdote. Al
recibir el anuncio lanzado, en la homilía del Archieparca Francisco De la
Caridad somos salvados, es el amor de Dios, es compasión no emocionalismo. Cristo
cargo por todo el pecado de la humanidad, es en el Altar de la Iglesia donde pediremos por ayuda,
en nuestras intenciones personales, el
sacerdote ora por nosotros y los demás en la aflicción y tribulación para
“refrescar “ (consolar). El Nazareo Mayor
Francisco De la Caridad enseña en
el refugiarse en el consuelo que Dios quiere darnos. Es el impacto único como
hijos obedientes.
Hay algo
muy importante que se debe hacer por nosotros si queremos la curación: se debe
estar quieto. Ahora esa quietud
figuradamente significa sosiego, reposo, descanso, por sosiego se comprende:
tranquilidad, serenidad; por sereno: claro despejado de nubes o nieblas, apacible, sin turbación física o moral; es
interesante que otro significado para “serenidad” se recibe como título de
algunos príncipes, o el encargado de velar en la noche por la seguridad del vecindario, de la
propiedad. En otras palabras es el mayordomo de la administración de los
bienes, el atalaya que cuida al pueblo.
En esta “quietud” por otra
parte, al aludir a la Divina Eucaristía como
escuela de solidaridad, de agradecimiento, se apela al compromiso, a la
responsabilidad, que le concierne, que genera sentarse a la mesa de la fraternidad
y compartir el alimento que el mismo Jesús quiso que compartiéramos al dejar
como legado su cuerpo y su sangre en la Última Cena. Se trata de
convertir al mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres, la
actividad en la que ellos están comprometidos, su vida, cultura y ambiente concretos. Jesús dijo, “Soy el camino”,
la verdad y la vida, “soy el pan de vida”, si sigues el camino
de Jesús, es maravilloso, ¡gracias Señor por quedarte con nosotros! ¡Ten un
buen día Señor! San Simeón el nuevo teólogo escribe: "Dios es… This is the way that Christ walks. We must walk
with Christ! We must be in the way in which He walks, just like the
apostles, just like the blind men 1 . This is a long way, and
the day is indeed far spent before God fully reveals Himself to us. This
will be at the end of the age, but a foretaste of this revealing, a true
"piece" of it, as it were, is in the breaking of bread. Our
Lord enlightened His two disciples in the breaking of bread, and they saw Who
He was. el co-viajero con los Apóstoles, el poder de los Mártires, la inspiración
de los Padres y Maestros, la perfección de todos los Santos ..." el Señor
de la tormenta, el que se le sujetan los espíritus inmundos” (La catequesis,
I). Reconocemos
tus huellas en cristianos laicos, que trabajan comprometidos.
La justicia en el
mundo, que son testimonio de paz en lugares donde reina la violencia, que como
profetas anuncian la paz, que da vida y sosiego que supera a la no violencia,
que no lastima a nadie ni siquiera a la naturaleza, es el mensaje de los
patriarcas, no solo la ausencia de la violencia sino buscar la paz y
proclamarla. Una perspectiva ecológica y sostenible, fomentan una cultura de la solidaridad que apuesta por un mundo nuevo, nuestro orbe. Dios a cada criatura da una gloria en el grado que le corresponde,
a nosotros nos dió la dignidad de ser hijos
adoptivos suyos, “elegidos”, nos da ser, Él que es amor en esencia, nos
pide dar amor. Sólo nos queda una
persona: enfocarse en Cristo. Y si nos volvemos a Él, entonces es Él o nada. Es
bendición, heredad, presencia real y derecho.
A partir de ese momento comienza
otro modo de existencia: en la voluntad de Dios podemos caminar sobre
las aguas, quedando afuera la desesperación y viene la quietud o sosiego, es el refrescamiento que
proviene de la gracia en el encuentro personal en a experiencia que transforma
diariamente, la mente se vuelve a la acción.
Este es el camino que Cristo camina.
Hay que caminar con Cristo. Debemos estar en la forma para caminar como Él camina, en el entrenamiento de las
facultades perceptivas para el razonamiento de la Escrituras. Al igual que los
Apóstoles, al igual que los ciegos, sordos tullidos. Este es un largo camino,
ancho o angosto, camino que en el día es
de hecho largo, declinado, formado, incluso
con escombros, y de noche esta la oscuridad y neblina que impacta en nuestra
adelanto en el caminar, En Deuteronomio 30, 19, se elige entre dos caminos y
las practicas decisivas al elegir la elección sabia que nos lleva a la
bendición inexorable al elegir a Cristo. Descansamos en Dios y en la salvación delante de Dios que se revela plenamente a
nosotros en los sufrimientos terribles en el mundo, está presente, en la
compañía. Las colonias de leprosos, desahuciados, piden el gesto del lavatorio de los pies, que
Jesús integró en esa noche como
acontecimiento especial junto a sus discípulos en la Última Cena, es el primer
paso para generar y abordar el compromiso solidario, que se desprenderá de
beber de su copa. Cristo esta presente en los Santos y Vivificantes Dones y
recibimos el “refrescamiento” al
fortalecernos y recibir el vigor de las Santas Especies. Dar el valor a las
cosas en el tiempo y decidir y trascender lugar y espacio al entender el hacer
a la vida espiritual. Déjese guiar por Dios, por sus mensajes da victoria, no
desviarse de la voluntad de Dios hay
misericordia Dios respalda. (2
Samuel 2, 9) no olvidar que somos hijos.
Todo comienza por la experiencia de la primera comunidad eclesial que
vivió con el Cristo. El Prólogo de San Juan, en su Epístola, es muy
característico, pues se subraya que transmite lo que él y los otros Apóstoles
han visto, oído, tocado del Verbo de Vida. Nos comunica así una experiencia
concreta y real, es el “pan de vida.” el se que da con nosotros, no se va, se
queda en las formas Santas para que o comamos, y aprovechar implica el acatar con un sentimiento de dolor y transformarlo para aceptar el propósito y
diseño de Dios, es “templarse”.
Se alienta a pedirle a Dios en “insistir”, en la "osadía" (parresía) delante de Dios, en la oración. San Juan Crisóstomo insiste en la intercesión
ferviente de los santos, en el atrevimiento para comprender lo mejor posible el
misterio de la Divina Eucaristía, para vivirlo intensamente y para que alimente y
transforme la vida y el compromiso dignamente con los demás, esto es renovarse (refrescamiento). Se insiste que el misterio no es un enigma o
problema, los misterios son herramientas indispensables que actúan con la
gracia en los que a ellos se acercan (según lo dicho en las cartas de los
Patriarcas Orientales), y la Eucaristía como un hermoso don que Cristo
nos ha dado a través de la Iglesia, es en la Eucaristía que encontraremos la
verdadera respuesta, en la vida de oración. Muchos de nosotros recibe los Misterios hoy día, al Santo que se esconde, lo que es
verdaderamente, el Señor toca nuestros féretro, tocando nuestra carne para
que seamos vivificados. Like
the other sacraments, bishops who succeeded the Apostles originally performed
the Holy Communion, but as the church expanded they authorized the priests to
perform the sacrament. Al igual que los demás sacramentos,
los obispos que sucedieron a los Apóstoles
realizarán originalmente la Santa
Comunión, pero como la Iglesia se ha ampliado, autoriza amorosamente a los sacerdotes para
realizar el sacramento, los presbíteros están en el servicio y su mirada se
enfoca en ver en cada rostro la dulce mirada de Jesús. Es aprender a mirar
largamente en la mirada contemplativa en el señorío, en el hermano, a rayar el
alba el rostro del hermano es eco de mi corazón. The deacons assist the bishops and the priests.
Los diáconos ayudan a los obispos y los sacerdotes y The believers who
have examined and cleansed themselves through penance con receive the Holy
Communion. los creyentes que han examinado y limpiado por el Sacramento
de la reconciliación, ellos mismos a
través de la penitencia, reciben la Sagrada Comunión. But those who have not cleansed themselves through
penance even if they receive the Holy Communion being unworthy will bring
damnation upon them. Pero los que no se han limpiado mediante la
penitencia, incluso si reciben la Comunión Santa indignamente traerá condenación sobre ellos. (Cor. 11:28-29; Liturgy of John Chrysostom).
(Cor. 11:28-29; Liturgia de San Juan Crisóstomo). El eco del corazón es detenerse para
contemplar al Cristo vivo en el prójimo, evitando el ajetreo de una conciencia
manchada incluso aturdida, es contempla al amado en el que debemos amar.
Cómo pensar de la Eucaristía
“el
primer punto es que La Eucaristía es en primer lugar el sacrificio, la victoria
del Calvario. No es una representación, Jesús está realmente presente. Como dice
el Catecismo, es un sacrificio incruento, pero es la victoria que ha ganado la
salvación de ustedes y la mía. Eso es lo primero. Y por lo tanto, cuando vamos
a la Santa Misa, no vamos a divertirnos, vamos a celebrar la Eucaristía.”
Encuentro con Jesús
“El
segundo punto es la recepción de la
Divina Eucaristía que es comunión con Jesús. El encuentro. Francisco de la
Caridad enseña que a las personas,
siempre se las anima a pensar, ‘¿Qué dirías si te digo que puedes encontrarte
con Jesús personalmente, con la persona viva, y que realmente puedes acercarte
a su presencia y recibirlo? Cristo no es una cosa, es alguien, los santos Dones
no son cosas, es Cristo”
Con
este estilo de pensamiento el Apóstol San Pablo anima a estar libre de
egoísmos, y prejuicios para recibir La Eucaristía. Es muy importante evitar la crítica
a nuestros hermanos, hacer las paces con
el otro, ver lo bueno y dejar las cosas para Dios a su tiempo, confiando en la
Divina Providencia, tema que nos enseña constantemente Mar Valerian. El Espíritu
Santo nos toma y nos da forma revivificando el bautismo, con nuestras promesas que realizan nuestros padrinos en la oportunidad de saber ahora elegir con
todas nuestras facultades mentales, a Cristo como Rey y Salvador nuestro, en el
paso de dedicación plena al señorío del Kyrios. Tomar la actitud de la
perseverancia de asistir y participar en la Iglesia en las actividades
eclesiásticas. Nuestra personalidad no está integrada con la voluntad de Dios,
y sufrimos por esta herida, pero el Señor restablece la
concordia de nuestro corazón con la mente, del cuerpo con nuestra alma,
en la sensibilidad a los susurros del Espíritu. El cuidado del corazón, enderezarlo y
arreglarlo revisando las pasiones y afectos y reparar los defectos que puede
haber. La santidad es un don (carisma) dada por Dios al hombre, a
través del Espíritu Santo. El esfuerzo del hombre para convertirse
en un participante en la vida de la santidad divina es indispensable, Toda
nuestra vida en la Iglesia es terapéutica,
nos lleva a la fortaleza en Cristo en el amor tierno que una vez mas engendra
la Iglesia : la confianza. El refrescamiento que nos regala El Espíritu Santo,
nos anima a seguir adelante con nuevas fuerzas dando la alabanza al Creador de
todas las cosas, Cada icono es una mirada
al cielo en la luz tabórica,…..el agua
bendita, llamada agiasma la recibimos para la
bendición, nos refuerza en ser portadores de luz en esta generación, y trabajar
en nuestra transfiguración, en el esforzarse por la herencia en la transmisión de la fe a nuestros hijos. El Apóstol San
Pablo sugiere en su 2 Carta a los Tesalonicenses 2, 13-14que nos explica:: “Siempre tenemos que dar gracias a Dios por
ustedes, hermanos amados del Señor, porque Dios los tomó para que fueran los
primeros en alcanzar la salvación, por la consagración del Espíritu y la fe
verdadera; y por medio de nuestra predicación de la Buena Noticia, los llamó a
poseer la gloria de Nuestro Señor
Jesucristo” (La Biblia de Nuestro Pueblo, la Biblia del Peregrino,
América Latina Luis Alonso Schökel; X
edición, (2011)) Vemos que “Es el Espíritu que consagra”, (en agiasmo Pneumatos) al santificarlos y por su fe en la verdad. Es
útil reflexionar en estos textos bíblicos sobre la “separación”, el “Santificarlos” a sus hijos, veáse por
ejemplo S. Juan 17, 17; 1 Cor 6, 11; 1 Te 4, 7. En el Espíritu en la Primera Carta de Pedro 1, 2.; en verdad en: Jn 8, 32; Col 1, 5; 1 Ti 4, 3;
2 Jn 2.
Notamos que se
trata aquí de una imagen muy elocuente. Nos indica exactamente a qué modo de vida nos
invita la Iglesia. Esto
no tiene nada que ver con la ideología, con una imposición de una
voluntad, o de limitar nuestra libertad, incluso con una cierta piedad fabricada que no se cultiva, al fin de cuentas, la afirmación espiritual es aceptar al
individuo, no es evitar un espíritu independiente. Es otro modo de existencia, otra actitud que
significa darse totalmente, existir a causa de otro, por otro, y tomar la vida
en función de la relación. [...] Un Padre de la Iglesia , San Isaac el Sirio,
nos dice una frase bastante paradójica: "Nada hay más potente que la
desesperación". Hay que pagar por una verdadera desesperación para llegar
a la relación con Dios. En otras palabras un susto, un escalofrío al ver lo
desconocido.
Por La Liturgia lo desconocido lo observamos cuando el
sacerdote levanta el Dyscos,
recordando la estrella de Belén, apreciamos que muchos vieron la estrella, pero
muy pocos supieron el verdadero significado. Cristo nace, se presentó en el
templo, Cristo sufrió en Getsemaní, sufrió el infierno para que nosotros nos
libráramos, “velad” fue su advertencia, es cruxificado, resucitó y ascendió al cielo. Pero la santificación es en sí misma la obra de la Santísima Trinidad ,
especialmente a través del poder santificador de Jesús Cristo, que se encarnó,
sufrió la crucifixión y la levantó de los muertos, a fin para conducirnos a la
vida de santidad, a través de la comunión con el Espíritu Santo Podamos
ahora ver gustar y saborear este verdadero manjar del cielo, al incorpóranos a Cristo no solo en nosotros sino
nosotros en Él. La sabiduría la extraemos de la oración sacramental del Santo
Evangelio según San Juan Cáp. 17, 1: “que sean uno, como tu Padre eres uno en
mí y yo en ti.” Este es el principio valedero espiritual, del ser cristiano,
ser uno con Cristo, abridle el corazón. La calidad de La Divina Liturgia nos muestra
que es posible ser lo que Él nos ha dicho ser.
Otro
punto interesante en el “refrescamiento” al máximo de La Divina Liturgia,
es el acercamiento en el oír y ver.
El maestro Cabasilas propone que el orden de Leer-Interpretar y Consagrar,
resulta de una interpretación
apostólica de lo que magistralmente San Pablo nos alecciona en su carta a los
Romanos 10, 14, 17:
En la Biblia: versión Reina Valera 1960 dice:
“14 Pero ¿Cómo invocarlo sin
creer en él? ¿Y cómo creer sin haber oído hablar de él? ¿Y cómo oír hablar de
él, si nadie lo predica? ... 17 La fe, por lo tanto nace de escuchar (la
predicación) y la predicación se realiza en virtud de la Palabra de Cristo.”
Reflexionamos
que la uva debe estar en la vid para alimentarse de los nutrientes, de igual
modo el creyente que aspira a ser un discípulo del Maestro no solo escucha,
sino oye con el discernimiento: La palabra de Nuestro Señor Jesucristo; El
deseo y el amor de la virtud comienza a hacernos virtuosos, eso es
aprovechar. La historia del Rey Balduino
de Bélgica quien solía sentarse tres horas todos los días delante de La
Eucaristía, indica no solo una devoción piadosa, fue él quien dijo que era como sentarse al
sol, para estar ante lo incontenible. Cuando uno va a tomar sol, no hay mas remedio
que colocarse al sol y disfrutar los
rayos, sino, no llegan. Eso es lo
maravilloso, del Santísimo Sacramento, que se acerca a nosotros y pide estar
con nosotros. Creemos que debemos decir
cosas. Cuando se está en compañía del Señor,
alguien está haciendo un trabajo, tienes que producir algo al final de tantos
días y horas., si no se produce nada, Dios actúa en nuestra debilidad. Al rezar
no hay que producir nada, dejar en sus manos. Es un proceso interno y es una relación con
Dios y solo después uno experimenta la fortaleza.”
Convocados por el diácono que
como servidor por excelencia a la manera de San Esteban mártir, lee y aníma a escuchar atentamente la Palabra de Dios, es la belleza de la Palabra, creer en la
palabra (Salmo 118) para encontrarse en la
participación mística y sacramental del Cuerpo y la Sangre de Cristo, un
cuerpo que obra en armonía y orden tal como San Pablo lo dice en 1 Cor 10, 16s:
“16La copa de bendición que bendecimos,
¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo? Y el pan que partimos ¿no es
comunión con el cuerpo de Cristo? 17 Ya que hay un solo pan, todos nosotros,
aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque participamos de ese único
pan.”
Estos es el “refrescamiento”, y
es de esta manera como el servicio dominical de La Divina Liturgia se puede
denominar CULTO VERBAL (traducción propia de la frase griega: logike latreia).
Esta frase tomada del libro a los Romanos
capitulo 12 versículo 1, resalta la necesidad del hablar, del escuchar y del entender
que uno tiene que para poder creer en el mensaje cristiano y expresarlo así
en la vida diaria, en el trato justo y caritativo al prójimo, debe aceptar la
primera función ministerial que es el oír.
It's one thing to say, and to believe in our
minds, O yes, the Lord has come, and He has become man for our sake, and made
us capable of eternal life, made us capable of becoming holy. El decir,
y creer en la mente, oh sí, el Señor ha venido, y Él se ha hecho hombre por
nosotros, y nos ha hecho capaces de la vida eterna, nos hizo capaces de llegar
a ser santos. It's one thing to say that, but it's
another thing to see that all the saints have accomplished it, which means that
we can, too. Es una cosa que decir eso, pero otra cosa es ver que todos
los santos lo han logrado, lo que significa que también pueden hacerlo.
We accomplish this by attempting to enter into the
mind of Christ. El objetivo final de la
santidad es imitar a Dios y vivir la vida de
la deificación (theosis), “Hoy es el día de la gracia”. San Máximos el
Confesor (siglo VII), escribe que los santos son hombres que han llegado
a la theosis,
han evitado el desarrollo natural del alma, es decir, el pecado, y trata de vivir de la manera mas natural la vida: “andar
sobre el espíritu” (es decir, vivir de
acuerdo a lo creado, la naturaleza, con
la vida del Espíritu que interrumpe la ley del pecado), la nueva ley del Espíritu
es siempre volviéndose y mirando hacia
Dios, por lo tanto logra al cumplirse la justicia en nosotros, Dios nos ha
hecho creyentes conforme al Espíritu (Roma 8, 14), la unidad total con Dios a través del Espíritu
Santo (en la teología, 7,73), se cumple……nos
conocemos a nosotros mismos por la carne, las limitaciones, la ley de naturaleza divina la sabe y es potencial de
Dios el ADN divino., …. logramos esto al peregrinar fuera
de la barca, e intentar entrar en la mente de Cristo. His mind is not closed to us at all; it is very open.
Su mente no está cerrada a nosotros en todo, es muy abierto. He desires us to know everyting. Él desea que
nosotros sepamos. El objetivo
final de la santidad es imitar a Dios y vivir la
vida de la deificación (theosis). Sólo podemos decir
que se trata de nuestra realidad existencial que proviene del llamado de Dios.
Somos hipóstasis, es decir que representamos una existencia, una realidad
existencial, porque Dios nos llama a la existencia, nos llama no por obligación,
o por imposición de su voluntad, si por
amor. Somos
hipóstasis en la medida en que podemos "hipostasiar" las
posibilidades existenciales de una naturaleza creada, en el amar, compartir, la
amistad, la generosidad. Ahora cuándo esta naturaleza muere, ¿qué queda de
nosotros? ¿Qué puede entonces hipostasiar nuestra" hipóstasis”? queda hermosamente planteado por San Gregorio Palamas, nos dice que después de la muerte, nuestra
hipóstasis va a hipostasiar nuestra existencia a través de las energías de la
naturaleza divina, a través de las energías del Espíritu Santo, quedando: “el amor, la bondad, la tenacidad, la iniciativa, la estética, la empatía, la misericordia, y la fe ante la
adversidad, como medallas que están en nuestros uniformes”, por
eso se insiste en el “refrescamiento de
La Divina Liturgia”, que en el lenguaje ortodoxo, hablamos de la
deificación del hombre... Y, por eso, llamamos al Espíritu Santo,
"paráclito", "Rey del cielo" y "Fuente de vida",
y le decimos: ¡"Ven y habita en nosotros!", “Ven Espíritu Divino y
danos un rayo de Tu luz”. El meditar een la la explicación que nos ofrece
Máximo el Confesor.
"Después de la muerte, todo
el mundo estará unido a Dios y a las energías divinas. Pero para los que
cultivaron una actitud positiva, es decir, los que están dispuestos a comulgar
con la existencia y la vida misma de Dios, esta unidad con las energías del
Espíritu Santo será el paraíso. Mientras que para las que no saben amar, esta
unidad con Dios será una tortura, será realmente el infierno." Esto significa que paraíso e infierno no
dependen de la justicia divina, pues Dios no castiga a los pecadores. En
realidad, todo depende de la posibilidad o la impotencia del hombre para
comulgar verdaderamente con la existencia y la vida de Dios. [...] La Ortodoxia no es, pues,
una ideología, sino algo para descubrir. Y estamos invitados a descubrirla, a
descubrir la verdadera vida, la que no conoce los límites del tiempo, del
espacio, de la corrupción y de la muerte: la vida como amor.
Dar
el fruto en las cuatro estaciones, como el viñedo, es la gracia, la voluntad de
Dios debe ser mi vida, Jesús nos dio fruto en la pasión, al curar, en la cruz
al perdonar, vemos así al Señor
Aprendemos que El cristianismo no es nunca el
conocimiento estático. There is nothing God
reveals that He does not want us to take action upon. No hay nada que
Dios revele que Él no quiere que nosotros no sepamos, para decidir acerca “de”,
sino que nos convida a un modo de existencia que puede
vencer a la muerte, constituyendo la verdadera vida, es una vida de relación. There is nothing at all in the scriptures that
we are not to react to. No hay nada
en absoluto en las Escrituras que no hemos de reaccionar. Por eso la
experiencia en la
Iglesia Ortodoxa marca
para siempre; su espiritualidad, La Iglesia nos
propone una práctica que tiene por objeto, precisamente, cultivar una relación
personal con Dios su cosmovisión vislumbrándose en La Liturgia,
adentrándose en su espiritualidad, en las oraciones, en el ayuno, consta que el Señor se encuentra realmente y que podemos compartir el
Pan del Cielo y el Cáliz de Salvación consagrado sobre un altar común, para la
gloria del Dios Trino.
God help us.Dios al
construir nuestras virtudes cotidianas, para que Él nos llene, recibimos
la gracia de Dios en nuestros corazones, es menester tenerlos vacíos de nuestra propia gloria. Las
cualidades positivas desprovistas del amor a Dios y al prójimo pierden su
poder: superar el amor propio y lo pecaminoso, podemos alcanzar la salvación., San Pío de
Pietrelchina afirmaba que lo peor del mundo
“es la curiosidad.Amen.
Francisco de la Caridad se afianza en este régimen
espiritual, para cimentar la conciencia como en una roca firme: “Yo trato de hacer tres cosas en mi vida. Me
confieso cada quince días, porque el pecado es como una plaga. Sería muy cómodo
pensar que eso no me va a afectar a mí. Amo la Divina Eucaristía, que es el centro y cúlmen de mi vida. El sentido común, la
prudencia y el buen sentido del humor también son
importantes.”
Afortunadamente Dios nos refresca con su aliento de vida, de quienes somos y quién es la Iglesia.
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