Día 24 Marzo
Fiesta, 24. Primero (Ortodoxia)
Lecturas bíblicas: Calendario
Ortodoxo: carta a los Heb 11, 24-26,
32-40; Evangelio según San Juan 1, 43-51, (Cuaresma)
(Ortodoxia Domingo de Ramos es el
28 de abril)
“Pascua florida”
Fiesta: 24, Domingo de Ramos o de Domingo
2ª de pasión, o de “Ramos”
Lecturas
bíblicas: Calendario Católico Romano: Is 50, 4-7 / 21 / Flp 2, 6-11 / Lc 22,
14-71; 23, 1-56, morado (Domingo de Ramos).
Por Fr + Estephanos
Caminando con Jesús, es la iniciativa
que brinda el Archipreste Arcadio,
seguro de si, porque esta basado totalmente en el santo Evangelio. Su mirada cálida y contemplativa es una insignia del cristiano, su generosidad sólo es
opacada por su modestia y humildad. En sus homilías, como sacerdote, nos
muestra la importancia del amor y del Reino de Dios, en la persona de Jesucristo, hijo unigénito
del Padre. Como padre de familia y hermano mayor de la Hermandad de los Nazareos,
su hincapié es siempre el celo apostólico, amor sanante y elevante (en las
obras de virtud) preveniente y
proveniente del amor de Dios que no se
puede nunca separar del amor a los hombres, en la única fuente de vida eterna. El punto joánico
recalca que “El cuerpo de Cristo
resucitado será el centro del culto en espíritu y verdad (S. Juan 4, 21ss), el
lugar de la presencia divina (S. Juan 1:14), el templo espiritual de donde brota el agua viva (S, Juan 7, 37-39).
El motor es el amor que nos inspira a abandonar todo lo banal y atractivo, es
un amor demandante que Dios da la gracia para hacerlo, la conversión es un acto cuya iniciativa parte del amor liberador de Dios la
conversión tiene como finalidad el encuentro con Dios que nos invita a la
fiesta, a la alegría de su amor, al gozo de ser libres.
De igual modo San Basilio, ordena su
vida en comunión con Dios, en la búsqueda de su acercamiento, por consejo de su
Hermana Santa Macrina, abandona las propiedades de su padre, renuncia a todo por
amor a Dios. Funda una comunidad de fieles con inquietudes espirituales,
dirigido por un maestro, para beneficio del pueblo. La organización esta
anclada en Cristo en el culto a Dios.
Francisco de la
Caridad, como Archieparca de la República Argentina de la Iglesia Ortodoxa
Bielorrusa eslava, se afianza en la alegría del servicio, y en el desborde de
amor, no siempre entendido, pero que busca el bien del prójimo. Este servicio es
resaltado en la “hospitalidad”, que se traduce en su accionar cristiano en la
custodia que se encuentra en la pro catedral San Jorge. Francisco de la Caridad
pregunta ¿qué haces por tu fe? La
respuesta no es comprensible y se resume
en un contundente “no se que responder”, o argumentando sin acertar, pero lo
seguro, no es lo académico, ni la
experiencia, ni la posición social, lo que resuelve la respuesta es el silencio en la
humildad, tratándose con mayor respeto la propia palabra, que cuando se tiene
la respuesta a todo. Es que el hombre vino con
una sola pregunta importante y necesita la respuesta precisa. Es el mensaje evangélico
que se encamina la comunidad de San Vicente, la reconciliación en el señorío de Cristo.
El servicio al anciano, al niño, al
desamparado. Nótese por favor, la similitud del mensaje de todos los
patriarcas. En esta semana de fiesta
para todo el cristianismo, y para la gente observante de “afuera”, nos permite preguntarnos:
¿como es nuestro servicio a Dios?, ¿como es nuestra oración a Dios?
Desde el libro del Génesis hasta en la
vida de los santos, se proclama que celadores y vigías de la creación somos,
este punto es resaltado por Nicolás Cabasilas que con su extraña percepción y muy
profunda formación académica, percibe la atención al carácter humano del
alimento consumido en la Divina Eucaristía.
Al pedir Jesús que se consumiera el pan y el vino, santificó todo el
proceso de la civilización, pues estos dos productos requieren siembra y
cosecha. Ser vigía de la creación pide una cuidadosa atención a la naturaleza,
el estudio e inventiva técnica. Como respuesta a como oramos a Dios, es no la oración
como rito, que es importante, sino alabanza y honrar al Creador, no con nuestras
manos vacías; se le ordena que aparezca ante El con los frutos de la tierra
transformados y elevados por su trabajo. Igual que el pueblo de Israel, somos invitados, después de un largo camino
de esfuerzos, a cosechar los frutos de lo que hemos celebrado
En la Iglesia Católica el veinticuatro
de marzo es fiesta: Domingo de Ramos, saludamos nuevamente a sus respectivas
autoridades, a la cátedra de San Pedro, en el ministerio petrino del Papa
Francisco en el servicio. Recordamos también al Zar Nicolás, que confesaba
la autoridad de la Iglesia, en la obediencia filial al Patriarca, en su
dimensión espiritual reconocida y propagada con el ejemplo de los zares
moscovitas, que en la procesión del
domingo de Ramos; ese día el
Patriarca, representando a Cristo, recorría las calles de la capital en un
asno, mientras que el Zar conducía humildemente al animal.
En
la época de Jesús era común que un discípulo fuera con su maestro y su hijo
conduciendo una burra, ya que
ésta era la costumbre que tenían los discípulos con los rabinos sus maestros[i]
Los
patriarcas exhortan a los soberanos a cuidar de su pueblo, a todos aquellos que
están en posición de gobierno, en los deberes de caridad y misericordia para
el que recibe la administración. Este
derecho de intervención se denomina Pechalovanie.
El
espíritu de amistad y familia prevalecía
en la Rusia anterior a Pedro. Siempre se rogaba por un zar que liberada a la nación
y la Iglesia y recuperara sus privilegios en lo espiritual y moral. De igual
modo Nuestra Iglesia busca la comunión de congregaciones, respetando la unión
del Espíritu en la diversidad, acudiendo siempre a Dios. El pensamiento es seguir
a Jesús, permanecer fieles a la
tradición de sus antepasados y aprenden del presente.
El
Domingo de Ramos se canta La Liturgia de San Teodoro desde el domingo de
adviento. El color Verde es la mezcla
del amarillo y del azul celeste, es para los días de los santos justos y
testifica, que la hazaña monástica vivificó al hombre a través de su
unificación con Cristo (color amarillo) y lo eleva al cielo (azul celeste). Con
el color verde de todos los tonos, según la antigua tradición, ofician en el
Domingo de Ramos, el día de
Santísima Trinidad (Pentecostés) y el Lunes del Espíritu Santo.
¿Qué resaltamos en el Domingo de Ramos? La entrada
triunfal de nuestro Señor Jesucristo, esperada ansiosamente por el pueblo
hebreo, pero equivocadamente por su visión
terrenal de un Mesías, del Rey
terrenal que restablecerá el trono de David. El pueblo no estaba preparado, ni capacitado de entender que el Reino de Cristo no era de
este mundo. Han pasado dos mil años, sin embargo no nos olvidamos de este
acontecimiento tan actual en la vida cotidiana
del cristiano ortodoxo, nosotros a imitación de los antiguos recibimos a Cristo en
nuestras iglesias con las ramas de árboles (vaiya, en eslavo) porque en
Rusia no se dan las palmas, ni siquiera los otros árboles florecen aún por el clima,
frío de la temporada, solo el sauce
se cubre con suaves capullos de peluche. El sauce representa a la primavera, del renacimiento espiritual propio de esta época
del año. El sauce guarda las hojas pero aún no las muestra, haciendo comprender
con ello que nuestro júbilo por la Entrada del Señor no es veraz ni convincente,
sino guarda en sí los inicios de la magna alegría, y gozo de Pascua. La
bendición de los sauces transcurre durante el oficio festivo de vigilia
nocturna. Luego de la lectura del Evangelio los sacerdotes inciensan a los
sauces con aromático humo, leen la oración y rocían las ramas con el agua bendita.
Es común y muy piadoso que el rociamiento bendito se frecuenta en el mismo día
de la fiesta, después de La Liturgia. Los feligreses devoción piadosa llevan a
sus hogares los sauces bendecidos donde se conservan piadosamente como el signo
de la Gracia Divina, hasta el año siguiente. Después las ramas se queman,
sustituyéndolas por nuevas, o preparan con ellas unas almohadillas que colocan
en el ataúd bajo la cabeza de un difunto como muestra de la esperanza
segura del Reinado eterno de Jesucristo.
En el Santo Evangelio según San Juan, es el único que
utiliza la palabra palmera, y el que narra los acontecimientos, el valor de la
enseñanza y la fecha “al día siguiente” de la unción de Betania”([ii]), “seis días antes de la
Pascua” , (12, 1), el apóstol San Juan, esquemático, habla de dos muchedumbres, las que vinieron a ver
no solo a Jesús si no también a Lázaro resucitado, que es amigo personal de
Jesús, esta obra maravillosa del poder, hizo que muchos judíos fueran a Betania
y creyeran en Él . “La muchedumbre que haba venido a la fiesta”, son los compatriotas galileos, son
los de afuera de Jerusalén, que se
trasladaban en caravanas, que se iban a la fiesta pascual, que seguramente
montaron tiendas en las laderas de la zona de los Olivos, por donde se acercaría
Cristo, procedente de la peregrinación a Jerusalén, ellos enterados, salieron a
recibirlo en reconocimiento, pero en el descenso miraría la ciudad y lloraría (Lc 19, 37), porque
ellos no reconocerían la visitación de
Dios (se refiere solo el Lc 19, 41-44). La concertación de gente que estaba con
Él cuando resucito a Lázaro (v. 17), Juan los incluye con los semitas (v. 12,
17-18), incluso jerosolimitanos, preguntando con extrañeza: “¿Quién es éste?” La
respuesta que reciben de la muchedumbre es: “el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea”
(Mateo 21, 10-11). En la ciudad se había producido una impresión a causa de la resurrección de Lázaro, es la
turba que sale de Jerusalén al querer
ver a Jesús por el milagro de Lázaro (Jun 12, 18) Por ese motivo había ido a Betania “una gran
muchedumbre de judíos” (Jn 12:9; cf. v.17.18; 11:45.48). A esta gente se suma a
los discípulos de Jesús, formándose si
una pequeña caravana que cumple la profecía de aclamación, la asistencia a los
peregrinos en la época de Pascua es solidaria, basada en el gozo de recibir a
un necesitado.
Podemos notar la ausencia del la autoridad romana para el
ordenamiento de la multitud.
Con esto, la inclusión
de grandes multitudes de gente, el santo evangelista, destaca no solo la
aclamación y el reconocimiento de un Rey Mesías, (Jdt 15:12 grieg; 1 Mac
13:51; 2 Mac 10:7), sino también evocar con su simbolismo de la aclamación: con las palmas aclaman los elegidos a Dios y al Cordero
del Apocalipsis (Apoc 7, 9-10). Los vestidos blancos y las palmas en las manos significan su triunfo y su felicidad
celeste. Sin embargo, conviene tener presente que las túnicas blancas y las palmas
pueden ser también el símbolo de todo cristiano que ha triunfado del mundo. El
cristiano que ha permanecido fiel a su fe en medio de las dificultades de este
mundo, consigue una dificilísima victoria, que en mucho se parece a la victoria
de los mártires. Además, para San Juan, la vida en el cielo es la prolongación,
la expansión de la vida de la gracia recibida en el bautismo. Con relación a la fiesta de los Tabernáculos o enramadas
se usan las palmas (S. Juan 7) (Juan 12, 9-19). Precisamente en la fiesta
de los Tabernáculos, todo judío llevaba en sus manos dos ramos — el lulag y el 'etrong —, el primero era de cedro, y el segundo, una palma, de la
cual pendían ramos de mirto y sauce, y los agitaban en la procesión. Este ramo se llamaba también “Hosanna.” Mientras, se
cantaban “hosannas”[iii]
as aclamaciones llevan toda la
estructura, tan tipificada, de un oriental [iv]
El entusiasmo se desbordó. Se habían
cortado “ramos de los árboles.” Y unos “tomaron ramos de palmeras” (Jn), como
se solía hacer en las fiestas importantes (Jdt 15:12 grec.; 2 Mac 10:7) para
unirse festiva y triunfalmente al cortejo, como el de Simón Macabeo, que entró
en Jerusalén “entre gritos de júbilo y
ramos de palmas.” (1 Mac 13:51), o como lo escribe, en forma más imprecisa,
Mc, “cortaron hierbas de los campos y cubrían el camino,” y también “muchos
extendían sus mantos sobre el camino” (Mc), al estilo judío, en señal de homenaje ([v]),
como a Judit y a los Macabeos, así las turbas acompañaban con
aclamaciones a Jesús.
Con la referencia del texto del profeta Zacarías 9, 9, en
el Antiguo Testamento San Juan es el único que lo cita, nos apremia a captar el aspecto salvífico y
pacífico de su reinado, resalta la frase “no temas”, como anuncio de bendiciones del cielo, el Príncipe
de paz, hace realidad la profecía, en su persona, montado en un asno. Este asno
lo obtienen los dos discípulos que no da
sus nombres, posiblemente es Betfagé
“en la aldea de enfrente” citada en Mateo 21, 2, encontrando como afirma los
evangelios de Marcos y Lucas a la: “asna atada y a su hijo, sobre el cual nadie ha
montado” (Mc-Lc), para indicar el honor de llevar al Mesías. En el A.T. en
algunos sacrificios sólo se podía ofrecer víctimas que no hubiesen llevado yugo
(Núm 19:2; Dt 21:3). Talvez a esto se referían los evangelistas cuando dicen que “lo desaten y lo traigan:
hincapié en la intención honorífica
mesiánica. En el oriente el asno no es símbolo de pobreza, porque era usado por los
nobles y soberanos, pero en este caso
frente a la utilización de los caballos, nos muestra la entrada pacífica, sin
el brillo ostentoso de un dominador. En Mateo más extencionista, la
amplia redacción supera solo la materialidad, p. ej,. indica que
los discípulos pusieron “sus
mantos sobre ellos”, de los animalitos, en señal de honor, ahora cuando suben a Jesús, también expresan que se subió
“sobre ellos” (Mt 21, 7).
En mateo y Juan nos cita al profeta, en el cumplimiento
de lo que se había profetizado, en el
libro de Isaías: “Decid a la Hija de
Sión” (Is 63:11), es decir, Jerusalén; el resto es una cita corta del profeta
Zacarías. El profeta habla del Rey-Mesías, que tiene su dominio universal, destacándose en Mateo que El viene a reinar
con humildad y mansedumbre, y el profeta lo cita, por puro “paralelismo”
literario semita, que el Mesías hará su entrada sin tropas ni armas, sino
montado en “un asno, en un pollino hijo de asna” (Zac 9:9). El bloque representativo
del profeta sólo miraban al exponer convencionalmente el género literario, en este caso la entrada bondadosa del Mesías
en un imperio de paz. Los rabinos decían que, si Israel era puro, entonces el
Mesías vendría sobre las nubes, conforme a Daniel (Dan 7:13); pero, si no,
sobre un asno, conforme a Zacarías (Zac 9:9) ([vi])
Si alguien les preguntaba porque hacían
eso, ellos responderían “el Señor los necesita” (Mateo 21, 3) los dueños (Lucas) simpatizantes prestan en
el honor de alguien como Jesús
solicitara su ayuda. Jesús a sus discípulos acusa doblemente profecía y señorío. Tal como
les describe lo que va a pasar, no es un hallazgo casual ni normal.
La fiesta de la
Entrada del Señor a Jerusalén separa la Cuaresma de cuarenta días de la Semana
Santa, el día de festividad pascual es tan
significativo que no se celebra en un día. Mucho más aprovechamos en fortificar
y alegrar ante los días de la Pasión de
Cristo. Llevemos pues al Templo para el solemne oficio de fiesta las palmas y
flores vivas para oír las palabras alegres del Archieparca Francisco de la Caridad: “Se bendicen los
sauces estos, con la Gracia del Espíritu Santo, con rociamiento del Agua
Bendita en Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.”
Nuestro Patriarca Athanasios, constantemente resalta el
rememorar el Reinado de Cristo en los corazones, en la verdadera conversión
interior, recibir con gozo a Cristo en los sacramentos. Athanasios inculca el
compañerismo del Padre Dios que se
acerca; la paternidad espiritual que es
aconsejada a los sacerdotes sin interceder en la región del Espíritu Santo.
Como nos ilustra el Muy Rev Archipreste Arcadio: “Dios envía la persona adecuado en el momento justo y apropiado, solo
confiar y rezar.” Arcadio nos recuerda siempre invocar a nuestro ángel de
la guarda confiando en la Divina Providencia. En esta fiesta de Ramos, el que
rechazo los honores y el poder porque no era su hora, consciente de que ésta ha llegado, va
triunfalmente a la cruz y a la
resurrección. Es el
Mesías, que va, consciente de su dignidad y misión, a la consumación de su
mesianismo espiritual. Pero a la
hora de la redacción evangélica — y kérigma —, se sabía que aquélla había sido
la entrada “oficial” del Rey-Mesías, y se la describe con la realidad
“mesiánica” que tuvo, mediante aclamaciones adecuadas, destacándola y,
posiblemente, dramatizándola.
Toda la enseñanza que obtenemos al meditar en las Santas Escrituras y en la
santa Tradición, da como resultado, la pacificación interior. Amamos a la Iglesia local sin
descuidar a la Iglesia Universal,
escuchando y aprendiendo. La economía de la Iglesia, va mas allá de la
aplicación fría y altisonante del código
de la Ley, el sentido es el amor, es el espíritu de la Ley, en la finalidad de
la santidad del individuo. Este accionar cristiano u obra es el carácter compasivo
de la Iglesia. El Muy Rev. Archidiácono
Baasil siempre exhorta a: “meditar en los
salmos que son una síntesis excelente de la vida de los padres, sus proezas, si
alguien quiere recibir instrucción, consejo y sabiduría, lea en voz baja los salmos”
Venid subamos juntos al monte de los olivos y salgamos al
encuentro de Cristo, que vuelve hoy a Betania, y que se encamina por su propia
voluntad hasta aquella venerable y bienaventurada pasión, para llevar a termino
el misterio de nuestra salvación.
Viene, en efecto, voluntariamente a Jerusalén, el mismo
que, por amor a nosotros, bajó del cielo
para exaltarnos con él, como dice la Escritura, por encima de todo principado, potestad, virtud y dominación , y de
todo ser que exista, a nosotros que
yacíamos postrados.
El viene, pero no como aquel que toma posesión de su gloria,
con con asto y ostentación. No gritará-dice la escritura-, no clamará, no
voceará, por las calles, sino que será manso y humilde, con apariencia insignificante,
aunque le ha sido preparada una enterad suntuosa.
Corramos pues, con el que se dirige con presteza a la
pasión e imitemos a los que salían a su encuentro. No para adornarle el camino
con ramos de olivo, tapices, manos y ramas de palmera, sino para poner bajo sus
pies nuestras propias personas, con un
espíritu guillado al máximo, con una mente y u propósito sincero, para que podamos
a si recibir a la palabra que viene a nosotros y dar cabida a Dios, a quien
nadie puede contener.
Alegremos, por tanto de que seos haya mostrado con tanta mansedumbre aquel que es manso y que sube
sobre el ocaso de nuestra pequeñez, a tal extremo que vino y convivió con
nosotros, para elevarnos hasta si mismo, haciéndose de nuestra familia.
Dice el salmo: subió
a lo mas alto de los cielos, hacia oriente (hacia su propia gloria y
divinidad, interpreto yo), con las primicias de nuestra naturaleza, hasta la
cual se había abajado impregnándose de ella; sin embargo, no por ello abandona
su inclinación hacia el género humano, sino que seguirá cuidando de él para
irlo elevando de gloria en gloria, desde lo ínfimo de la tierra, hasta hacerlo
participe de su propia sublimidad.
Así, pues, en vez de unas túnicas o unos ramos
inanimados, en vez de unas ramas de arbustos, que pronto pierden su verdor y
que por poco tiempo recrean la mirada, pongámonos nosotros mismos bajo los pies
de Cristo, revestidos de su gracia, mejor aún de toda su persona, porque todos lo que habéis sido bautizados en
Cristo os habéis revestidos de Cristo; extendámonos tendidos a sus pies, a
manera de túnicas.
Nosotros, que antes éramos como escarlata por la inmundicia
de nuestros pecados, pero que después nos hemos vuelto blancos como la nieve
con el baño saludable de bautismo, ofrezcamos al vencedor de la muerte no ya ramas
de palmera, sino el botín de su victoria,
que somos nosotros mismos.
Aclamémonos también nosotros, como hacían los niños, agitando los ramos espirituales
del alma y diciéndole un día y otro: Bendito
el que viene en nombre del Señor, el rey de Israel. De las disertaciones de
san Andrés de Greta, obispo (Disertación 9. sobre el domingo de ramos: PG 97,
990-994). Bendito el que viene en nombre del Señor, el rey de Israel.
Bajo el titulo de Semana Santa, el antiquísimo misal para
América, nos dice:
Los más grandes misterios de nuestra Redención es decir:
La Pasión, la Muerte y la Resurrección de Nuestro señor Jesucristo, fueron
celebrados por la Santa Madre Iglesia, desde la época apostólica, todos los
años con singular recordación. Ante todo se rememoraron los momentos más
importantes de dichos misterios en un
Triduo especial, llamado, según -san Agustín- de Cristo Cruxificado, sepultado y resucitado; se agregó luego la solemne conmemoración de la Institución de
la Solemne Eucaristía; y Pasión, se instituyó la celebración litúrgica de la
entrada triunfal de Nuestro Señor, Rey y Mesías, en la Ciudad Santa de
Jerusalén. Así surgió esa especia semana litúrgica, que, por la importancia de los
misterios en ella conmemorados, recibió la denominación de “Semana Santa “, y
fuñe enriquecida con ritos esplendidos y piadosos. Es, pues, ésta una semana de
santas e intimas emociones, muy apropiadas para afianzar nuestra fe y para la conversión de los pecadores. Las
Misas y los Oficios de estos santos días nos pintan al vivo la perversidad y la
ingratitud de los hombres para con Dios y la mansedumbre y el amor entrañable
de Jesús con sus enemigos ya para con la pobre humanidad. Por lo mismo, es una
semana de consuelo y de luto, a la vez, pero de un luto reconfortador. Los
ayunos y las abstinencias, los sermones especiales, los viacrucis solemnes, las
visitas a los templos, los cantos graves de los Oficios, los textos sagrados,
todo en estos días nos convida a la compasión del corazón. Una buena y
reformadora confesión, con una fervorosa comunión, será el fruto inmediato más
precioso de esta semana de salvación.
Doble, 1º clase.- Ornamentos rojos y morados
Los antiguos
llamaban a este día “Pascua florida” y nosotros lo llamamos “Domingo de Ramos” en realidad, ambos nombres nos sugieren la
misma idea de alegría y de triunfo, en torno al mismo hecho histórico de la
entrada gloriosa de Jesús en Jerusalén, pocos
días antes de su Pasión y Muerte. La Iglesia ha sabido grabar y perpetuar este acontecimiento en el
pueblo cristiano, dedicándole el primer día de la Semana Santa y dándoles
extraordinaria relieve en la liturgia del día.
El
Misal Romano divide la liturgia de hoy
en tres partes:
1.
Bendición de los ramos.
2.
Procesión de los Ramos.
3.
Misa del día, con el canto de la “Pasión”, según San
Mateo.
I.- BENDICION Y DISTRIBUCIÓN
DE LOS RAMOS
(Ornamentos Rojos)
Para
que la bendición de los Ramos, rito central de la primera parte de la liturgia de hoy, revista un aspecto lo
más sagrado posible, la iglesia empieza
por bendecir y sacrificar los ramos y las palmas, convirtiéndolos en objetos
piadosos y enriqueciéndolos de un alto simbolismo. Las oraciones usadas antes
para esta bendición expresábanlo muy elocuentemente.
1.
Terminado el rezo de Tercia (donde hubiere oficiatura coral), se empieza la
Bendición de los Ramos, diciendo……
Continuará..........
[ii] Según el Talmud,
significaría “casa de dátiles”; según San Jerónimo “casa de aflicción” o de la
“obediencia”; para otros sería una contracción de Beth-Ananía, “casa de Ananías,” expresión con que se la designaría
cuando perteneció a la tribu de Benjamín. El nombre de Betfagé significa “casa
de higos verdes.”
[iii] Strack-B., Kommentar. I p.845-850
[iv] Üuzy,'Évang. s.
St. Matth. (1946) p.272.
[vi] Bonsirven, Le
Judaisme. (1934) I p.406; Strack-B., Kommentar.
I p.842
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