La Ley moral natural como fuente de ejercicio de los derechos y obligaciones.
“Parlamento Argentino de Religiones.”
Declarado de interés municipal
Opinión de Francisco de la Caridad, Hermano Mayor Nazareo.
La base estable en que surgen las declaraciones y objetivos del parlamento exceden a los propios derechos de las personas, porque, proceden de la propia ley natural inscripta en nuestros corazones, apostando a la vida humana, y al respeto de todos los seres humanos.
El respeto se basa en el reconocimiento que hay un Creador que nos ha hecho a su imagen y semejanza, es el Dios Único, que dejo su huella, siendo la Ley moral natural la que precede incluso a la humanidad, porque proviene del Creador. Todos tenemos derecho a vivir con nuestras creencias y principios valorados en una ética universal, en una antropología humanística, creemos sinceramente que en este siglo XXI, podemos arremangarnos y reconocer nuestros errores y encontrar los valores eternos que están, pero no los vemos o los suplantamos, por lo estoico, por lo económico, por el culto en una mezcla de arquitecturas medievales, en un shoping con fuentes de agua en un piso cincuenta.
Lo único que tenemos en común todos los seres humanos es la vida y la necesidad imperiosa del creer, sobre esta idea basamos el derecho de poder expresar y defender los principios que se originan de las reglas.
El respeto mutuo nos da la posibilidad de experimentar la paz que es mucho mas que la ausencia de guerras y rencores, es ser un constructor en la comunidad, en lo común en las gestes, desde nuestro lugar, es llevar a los concreto las buenas acciones que no queden en palabras vacías. Es más que una simple camarería, o cortesía, es el reconocimiento que somos seres humanos que habitamos la misma casa. Utilizamos el criterio de la coincidencia y el aprendizaje para realizar un diálogo constructivo, y si hay crisis, partir de esa crisis, para mejorar tantos en nuestro hogar, barro ciudad.
Respetamos incluso a los que piensan diferentes y no afianzamos en la regla áurea, haciendo lo correcto.
La diferentes opiniones, creencias, muestran la capacidad del hombre de mostrar y demostrar lo cultural, su religiosidad, sus mitos, y el celo de cómo se defiende una idea. Sin embargo el saber expresar de modo adecuado, sin destruir, sin enojo, es una habilidad que se requiere, mucho mas que el arte de la palabra. Nuestro lenguaje puede limitarnos, pero lo único que se puede rescatar válido para todos y no causar daño es el verdadero amor, en el que se deriva el respeto a la existencia viva de todos los seres vivientes.
Los valores, están solo hay que vivirlos, incluso ante la incomprensión, ante el dogmatismo, en una realidad concreta en nuestra vida.
Si alguien no cree en Dios o se declara ateo, o no dispuesto a seguir las buenas costumbres o limitar las decisiones o grupos, incluso vivir sobre la Ley, recordemos que estas experiencias ya se tocaron en diferentes momentos de la historia, no se puede construir un muro y aislar a los que piensan diferentes, o ponerles una etiqueta, lo que si podemos hacer es respetar, que implica el respetar aunque se piense distinto. Esto toca a todas las áreas tanto de la religión, como de la ciencia o técnica, lo que si estamos muy seguros es que compartimos la vida y el pensamiento, entonces en estos tópicos nos afianzamos en el aceptar y respetar al otro, en el derecho de ejercer sus opiniones y creencias. Nuevamente insistimos apostamos a la vida, no a la muerte. La idea central que se quiere subrayar, es que el verdadero amor, es dado generoso, no rutinario ni egoísta, es la búsqueda del bien común, a los que tiene necesidad, demostrando que el Evangelio inculturiza, no pertenece a una sola cultura.
Declarado de interés municipal
Opinión de Francisco de la Caridad, Hermano Mayor Nazareo.
La base estable en que surgen las declaraciones y objetivos del parlamento exceden a los propios derechos de las personas, porque, proceden de la propia ley natural inscripta en nuestros corazones, apostando a la vida humana, y al respeto de todos los seres humanos.
El respeto se basa en el reconocimiento que hay un Creador que nos ha hecho a su imagen y semejanza, es el Dios Único, que dejo su huella, siendo la Ley moral natural la que precede incluso a la humanidad, porque proviene del Creador. Todos tenemos derecho a vivir con nuestras creencias y principios valorados en una ética universal, en una antropología humanística, creemos sinceramente que en este siglo XXI, podemos arremangarnos y reconocer nuestros errores y encontrar los valores eternos que están, pero no los vemos o los suplantamos, por lo estoico, por lo económico, por el culto en una mezcla de arquitecturas medievales, en un shoping con fuentes de agua en un piso cincuenta.
Lo único que tenemos en común todos los seres humanos es la vida y la necesidad imperiosa del creer, sobre esta idea basamos el derecho de poder expresar y defender los principios que se originan de las reglas.
El respeto mutuo nos da la posibilidad de experimentar la paz que es mucho mas que la ausencia de guerras y rencores, es ser un constructor en la comunidad, en lo común en las gestes, desde nuestro lugar, es llevar a los concreto las buenas acciones que no queden en palabras vacías. Es más que una simple camarería, o cortesía, es el reconocimiento que somos seres humanos que habitamos la misma casa. Utilizamos el criterio de la coincidencia y el aprendizaje para realizar un diálogo constructivo, y si hay crisis, partir de esa crisis, para mejorar tantos en nuestro hogar, barro ciudad.
Respetamos incluso a los que piensan diferentes y no afianzamos en la regla áurea, haciendo lo correcto.
La diferentes opiniones, creencias, muestran la capacidad del hombre de mostrar y demostrar lo cultural, su religiosidad, sus mitos, y el celo de cómo se defiende una idea. Sin embargo el saber expresar de modo adecuado, sin destruir, sin enojo, es una habilidad que se requiere, mucho mas que el arte de la palabra. Nuestro lenguaje puede limitarnos, pero lo único que se puede rescatar válido para todos y no causar daño es el verdadero amor, en el que se deriva el respeto a la existencia viva de todos los seres vivientes.
Los valores, están solo hay que vivirlos, incluso ante la incomprensión, ante el dogmatismo, en una realidad concreta en nuestra vida.
Si alguien no cree en Dios o se declara ateo, o no dispuesto a seguir las buenas costumbres o limitar las decisiones o grupos, incluso vivir sobre la Ley, recordemos que estas experiencias ya se tocaron en diferentes momentos de la historia, no se puede construir un muro y aislar a los que piensan diferentes, o ponerles una etiqueta, lo que si podemos hacer es respetar, que implica el respetar aunque se piense distinto. Esto toca a todas las áreas tanto de la religión, como de la ciencia o técnica, lo que si estamos muy seguros es que compartimos la vida y el pensamiento, entonces en estos tópicos nos afianzamos en el aceptar y respetar al otro, en el derecho de ejercer sus opiniones y creencias. Nuevamente insistimos apostamos a la vida, no a la muerte. La idea central que se quiere subrayar, es que el verdadero amor, es dado generoso, no rutinario ni egoísta, es la búsqueda del bien común, a los que tiene necesidad, demostrando que el Evangelio inculturiza, no pertenece a una sola cultura.
Damos gracias a Dios por poder expresar estas palabras.
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