EL EPISKOPOS, EN LA ASAMBLEA DE FIELES, EN LA DEDICACIÓN DE UN VARON DIGNO (AXIOS) DEL PRESBITERADO PARA OFRECER CULTO A DIOS
Humildemente en oración nos postramos ante el altar del Señor encomendándonos a la siempre bendita Doncella siempre Virgen María, para que bendiga el apostolado de su Emcia, Revma. Mons. Atanasio Luiz Antonio do Nascimento.
El obispo Mar Valerian, electo, cabeza de la Iglesia local, ordena a los servidores en la administración de los Santos Dones y en la proclamación de la Palabra.
El Eparca Teofanos, como presbítero, realiza el memorial de los difuntos, nuestros predecesores, durante la Proskomia, en la proposición de los dones antes de La Divina Liturgia, la primera parte de La Liturgia, el Oficio de la Preparación, es celebrado privadamente por el sacerdote y el diácono en la mesa de la Prothesis, con las cortinas del Santuario cerradas. Debe quedar claro que todos los utensilios utilizados en al Proskomedia y los rituales tienen un sentido simbólico.
S. E. Rev Archiparca Francisco de la Caridad, Hermano Mayor Nazareo, imparte la bendición a los fieles en La Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo, bendice estampas, canta el Akatisto, y realiza la salutación del ángel Gabriel. Después, en la Divina Liturgia, el neófito es el primero en acercarse a recibir los Santísimos Dones del divino Cuerpo y la preciosísima Sangre de nuestro Señor Jesucristo.
S. E.. Rev el Muy Rev Arcipreste Mitrado Padre Arcadio, celebra La Divina Liturgia con amor y temblor. Con su canto pregona la fe en “Jesucristo, su Hijo, nuestro Señor” con el mismo Cristo allí delante, sobre el ara. El Símbolo, no sólo se decía en las Liturgias dominicales, sino los Padres conciliares y con mente apostólica ordenan que se recite en cada Liturgia, “en cualquier día del año o de la semana”.
El Muy Rev Padre Evaristo, recibe en el incensario la bendición del celebrante, esparciendo en el Ara y en el Pantocrátor y en la Theotokos, el aroma dulce que agrada a María, el incensar representa la protección del Espíritu Santo, Gracia que se manifiesta en la Santa Comunión. Pedimos siempre en el rezo que “haz que arda continuamente el incienso aromático de tu oración” en el sacerdote (San Pedro Crisólogo). En los diseños de Dios en su administración, el ministerio del orden el presbiterado, representa a Cristo y su Iglesia, como pastor de su comunidad, es invitado por su obispo en trabajar en estrecha colaboración, en administra los bienes espirituales y temporales de la Iglesia, anunciando el Evangelio de la buenas nuevas, bendiciendo y administrando los sacramentos. Muy bien explica el maestro de la fe y obispo de la Iglesia Carismática Cristo Rey, Rómulo Braschi “todos los obispos deban pertenecer a la sucesión apostólica ininterrumpida en su transmisión al ministerio de obispo, partiendo de la mano de Jesús, a la de los Apóstoles y consecutivamente hasta nuestros obispos actuales. La validez canónica de la Consagración, depende pura y exclusivamente de la correcta intención y de acuerdo al correcto rito romano consagratorio.”
Мир Вам! Paz a Vosotros!
Introducción.
Que La Divina Liturgia no solo es una conmemoración, se hace evidente en que la vida eucarística es y debe ser el principal anhelo espiritual del sacerdote, siendo un don exclusivo de este ministerio. Apreciaremos que el candidato “Es digno de ser ordenado”, se toma como expresión de la aprobación divina, nótese por favor, la importancia de la comunidad como expresión de Dios, el consenso por Espíritu Santo. El llamado de Dios se discierne, se toma un tiempo prudente en que la vocación del candidato es firme. El sacerdote es un constructor de los misterios de Dios, que la celebración del oficio divino y la comulgación de Él y los feligreses es la clave de la vida pastoral, captamos el grado de fidelidad del ordenado a su vocación que vierte siempre de su alma de aprendiz
a) Dimensión antropológica.
En el “deber ser” del sacerdote tiene la gran oportunidad cada día de proclamar el Evangelio aunque el viento este en contra, constantemente el candidato es animado por su obispo o formador en el esfuerzo constante en la oración, en el cultivo de los valores evangélicos, y en el estudio, la formación académica es
La visión antropológica que enfatizamos es la de una ética cristiana, la pedagogía cristiana que se ejerce en el misterio con palabras y hechos (saber padecer) que se originan en una antropología, con un punto de vista particular en la imagen de Dios, como se conciben los sacerdotes así mismos; la creación del Altísimo que es muy buena, ahora por extensión el futuro sacerdote valora su entorno, lo bondadoso del ser humano, es cultivado y regado como una planta. Rescatar, vislumbrar la imagen divina del candidato, es tarea del formador, solicitando no encerrarse en uno mismo sino tener una apertura al Tu, “la relación Yo-Tú,” en las relaciones maduras con el semejante, en definitiva con Dios, es una antropología celestial, en los diseños de Dios. Esta antropología celestial no es un escaparse de las realidades terrenas más bien nos subraya que por el Bautismo somos templos vivos del Espíritu Santo, invitándoles a tomar conciencia de esa realidad.
Los formadores por pedido de su Obispo actúan en las:
Las Heridas: colocar el bálsamo en todo aquellos que produce dolor, invitar a la confesión y a La Divina Liturgia.
Previendo, aconsejar desde lo positivo, de buena gana, no con queja ni enojo, en lo que hay que mejorar y trabajar, en las dimensiones del ser humano, en su totalidad, recordemos que el amor es preveniente, y que el formador actúa con la luz que guía por estas penumbras, por medio de la Santas Escrituras “Tu palabra es una lámpara para mi pie y una luz para mi vereda”, el formando al sacerdocio estará firme y se sentirá acompañado.
Curando: el fin es recobrar la alegría del servicio, el sentido de la vida, la razón de ser en el ministerio ordenado, como diácono o sacerdote. Que este ministerio no sea una carga mas bien que sea una edificaron para
El diácono y el sacerdote realiza un itinerario por medio de:
1) Contemplar la figura del Cristo siervo sufriente, dejarse vaciar, inundar por la presencia deificante de Dios. La unión en la práctica y la hesiquia, resultan en el silencio interior, uniéndose con Dios, gustamos del significado trascendental en La liturgia con un cántico al cosmos, comenzando con nosotros mismos. El pastor debe ser reverendo, es decir asemejarse a Cristo, en la metanoia. En el vocablo griego se expresa un sentido positivo y negativo este profundo sentido “metanoite”, implica el remordimiento sobre el acto, es pasivo, ahora en el vocablo griego metania significa cambio de acto, de pensamiento”, comprendiéndose lo activo lo creativo
2) Favorecer la dimensión espiritual, que sus sentidos no queden solo en lo sensible, por ejemplo San Simeón el nuevo teólogo advierte a preguntarse donde se dirige la mirada del sacerdote.
3) Lograr una armonía en los ideales en la formación de una sensibilidad humana.
4) Se aspira que el que ha recibido el Don en su ordenación por este acto sagrado (implosión de manos) no lo descuide y que lo conserve ardiente.
b) Dimensión jurídica.
Las ordenaciones son realizadas por el obispo, el Señor obispo trabaja en la visión unificadora para mantener lo que se denomina “la canonicidad”, el pensamiento central es que lo hace con la fe para llevar su jurisdicción. Los Cánones son para indicar el proceder, reavivando el concepto de Eclessia, como una entidad espiritual y sacramental siendo el fin del Cánon el clarificar, expresando la unidad en el obispo de la eparquía como parte de la sucesión apostólica. Esa sucesión se establece definitivamente por una cátedra definitiva y con un fin especifico manteniéndose leales (Isaías 43:3-4), en un espíritu de alegría, fe y ordenamiento en la prioridad de la importancia de la Fe, Gracia, y sobre todo Verdad.
San Ignacio de Antioquia agrega la palabra Amor a esta igualdad, a esta fórmula, su pensamiento profundo el punto de vista de que la Iglesia Ortodoxa es la Unidad de la Fe y el Amor; por otro lado San Vicente de Lerins enfatizaba la Tradición de Fe, Orden, Adoración y Piedad como se confesaba al principio “en todas partes, siempre y por todos”.
Posee la missio canonica, o sea esta habilitado para hacerlo.
Esencia y palabras ejecutoras del sacramento,
“La Divina gracia que siempre cura lo que está enfermo, y procura lo que falta, elige a (nombre) el muy piadoso subdiácono, como diácono (o diácono como sacerdote). Roguemos por él, a fin de que venga sobre él la gracia del Espíritu Santo.” La imposición de las manos al clero inferior (lector, subdiácono) se llama “Quirotesia.”
San Pablo en su carta nos dice que: “A nosotros pues, el hombre nos considera como unos ministros de Cristo y dispensadores de los misterios de Dios” (1, Corintios 4:1), puede notarse que el llamado, este misterio es activo, creativo, la ordenación, es un acto sagrado, efectuado por los rezos litúrgicos de los celebrantes e imposición de manos de los obispos, como testigos principales, en la cabeza del candidato, desciende sobre esta persona la Divina gracia, santificándola y ordenándola a cierto grado de la jerarquía eclesiástica, y que después colabora y auxilia en el desempeño de sus deberes. Este momento sagrado como se dijo es de carácter creativo, positivo con una carga cuyo trasfondo es la edificación del Cuerpo de Cristo, en la edificación de los misterios, la comunidad de creyentes junto con el Obispo testifican de la unidad con la Iglesia original y en el misterio, en la vida eucarística, en el recibir los Santos Dones se acontece la vida del sacerdote, es un anticipo del cielo.
c) Canon.
En la iglesia se preserva el sistema administrativo, es de libertad y disciplina, clérigos y fieles forman una unidad. La Iglesia Católica Ortodoxia pone el acento en el total cumplimiento de la voluntad de Dios la noble tarea de armonizar la autoridad de Dios y la libertad del hombre en la enunciación de sus doctrinas y reglas canónicas. Ha asumido la gran tarea de, en la historia, mantener el equilibrio entre la autoridad y la libertad; la unidad y la emancipación particular como Iglesia: "la unidad y la variedad" (imagen de la santa Trinidad que siendo un solo Dios, hay tres personas).
En el Canon 39 del Sínodo de Trullo, reunido en el año 691, reconoció el derecho de una Iglesia Local a tener sus propias leyes especiales, o regulaciones: “por nuestra relación con Dios, padres, declaramos que aquellas costumbres propias de cada Iglesia pueden ser preservadas...” irradiando siempre el espíritu de las leyes de la Iglesia universal, buscándose el bienestar espiritual, la costumbre local se respeta aprendiendo que las leyes canónicas en un momento dado de la historia solo refleja el pensamiento particular de ese momento, hay una validez absoluta de los cánones y por ser absolutas realizan la recta doctrina sin embargo es tarea del estudioso captar el significado del canon en su contexto histórico, político y cultural, el pensamiento es la salvación de la gente
d) Dimensión ontológica:
Dios primer motor, el Ser, nos impulsa a que participemos de su ser, nos da ser, Él no necesita de nosotros, no esta solo, es total, completo, acto puro, en un continuo presente, ahora quiso compartir su alegría y vida con nosotros, con los seres humanos, ser la obra, tender hacia Él, como microcosmos, cada persona son virreyes de Dios comprometida desde la existencia, Dios es la causa inicial de la persona del mundo y su fin último, el alma tiende a Dios porque es innato, esta tendencia precede al cristianismo pero toma fuerza con el evangelio. En su ordenamiento establece la particularidad de hacer participar a unos al ministerio ordenado
La ordenación tiene una raíz ontológica sacramental, solo se recibe por el sacramento del orden, el ser humano como persona, se concibe siempre como ser creado a imagen de Dios el carácter en la imagen de la persona y la finalidad en la imagen en la existencia de esa misma persona componen la espiritualidad. El ser humano refleja la realidad divina como sujeto único, mejor dicho lleva en su interior la imagen de Dios (una imagen de la imagen) en especial, actuando con devoción exclusiva a Dios o en rebeldía por su ego. Los seres humanos son una unidad cargadas por Dios con su imagen, desarrollando hasta alcanzar la meta, que es ser “a imagen de Dios”. De acuerdo con esta imagen, el ser humano tiene como prototipo a Cristo, imitándolo a desarrollar una semejanza con Dios, relación intima – personal.
El obispo Mar Valerian, electo, cabeza de la Iglesia local, ordena a los servidores en la administración de los Santos Dones y en la proclamación de la Palabra.
El Eparca Teofanos, como presbítero, realiza el memorial de los difuntos, nuestros predecesores, durante la Proskomia, en la proposición de los dones antes de La Divina Liturgia, la primera parte de La Liturgia, el Oficio de la Preparación, es celebrado privadamente por el sacerdote y el diácono en la mesa de la Prothesis, con las cortinas del Santuario cerradas. Debe quedar claro que todos los utensilios utilizados en al Proskomedia y los rituales tienen un sentido simbólico.
S. E. Rev Archiparca Francisco de la Caridad, Hermano Mayor Nazareo, imparte la bendición a los fieles en La Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo, bendice estampas, canta el Akatisto, y realiza la salutación del ángel Gabriel. Después, en la Divina Liturgia, el neófito es el primero en acercarse a recibir los Santísimos Dones del divino Cuerpo y la preciosísima Sangre de nuestro Señor Jesucristo.
S. E.. Rev el Muy Rev Arcipreste Mitrado Padre Arcadio, celebra La Divina Liturgia con amor y temblor. Con su canto pregona la fe en “Jesucristo, su Hijo, nuestro Señor” con el mismo Cristo allí delante, sobre el ara. El Símbolo, no sólo se decía en las Liturgias dominicales, sino los Padres conciliares y con mente apostólica ordenan que se recite en cada Liturgia, “en cualquier día del año o de la semana”.
El Muy Rev Padre Evaristo, recibe en el incensario la bendición del celebrante, esparciendo en el Ara y en el Pantocrátor y en la Theotokos, el aroma dulce que agrada a María, el incensar representa la protección del Espíritu Santo, Gracia que se manifiesta en la Santa Comunión. Pedimos siempre en el rezo que “haz que arda continuamente el incienso aromático de tu oración” en el sacerdote (San Pedro Crisólogo). En los diseños de Dios en su administración, el ministerio del orden el presbiterado, representa a Cristo y su Iglesia, como pastor de su comunidad, es invitado por su obispo en trabajar en estrecha colaboración, en administra los bienes espirituales y temporales de la Iglesia, anunciando el Evangelio de la buenas nuevas, bendiciendo y administrando los sacramentos. Muy bien explica el maestro de la fe y obispo de la Iglesia Carismática Cristo Rey, Rómulo Braschi “todos los obispos deban pertenecer a la sucesión apostólica ininterrumpida en su transmisión al ministerio de obispo, partiendo de la mano de Jesús, a la de los Apóstoles y consecutivamente hasta nuestros obispos actuales. La validez canónica de la Consagración, depende pura y exclusivamente de la correcta intención y de acuerdo al correcto rito romano consagratorio.”
Мир Вам! Paz a Vosotros!
Introducción.
Que La Divina Liturgia no solo es una conmemoración, se hace evidente en que la vida eucarística es y debe ser el principal anhelo espiritual del sacerdote, siendo un don exclusivo de este ministerio. Apreciaremos que el candidato “Es digno de ser ordenado”, se toma como expresión de la aprobación divina, nótese por favor, la importancia de la comunidad como expresión de Dios, el consenso por Espíritu Santo. El llamado de Dios se discierne, se toma un tiempo prudente en que la vocación del candidato es firme. El sacerdote es un constructor de los misterios de Dios, que la celebración del oficio divino y la comulgación de Él y los feligreses es la clave de la vida pastoral, captamos el grado de fidelidad del ordenado a su vocación que vierte siempre de su alma de aprendiz
a) Dimensión antropológica.
En el “deber ser” del sacerdote tiene la gran oportunidad cada día de proclamar el Evangelio aunque el viento este en contra, constantemente el candidato es animado por su obispo o formador en el esfuerzo constante en la oración, en el cultivo de los valores evangélicos, y en el estudio, la formación académica es
La visión antropológica que enfatizamos es la de una ética cristiana, la pedagogía cristiana que se ejerce en el misterio con palabras y hechos (saber padecer) que se originan en una antropología, con un punto de vista particular en la imagen de Dios, como se conciben los sacerdotes así mismos; la creación del Altísimo que es muy buena, ahora por extensión el futuro sacerdote valora su entorno, lo bondadoso del ser humano, es cultivado y regado como una planta. Rescatar, vislumbrar la imagen divina del candidato, es tarea del formador, solicitando no encerrarse en uno mismo sino tener una apertura al Tu, “la relación Yo-Tú,” en las relaciones maduras con el semejante, en definitiva con Dios, es una antropología celestial, en los diseños de Dios. Esta antropología celestial no es un escaparse de las realidades terrenas más bien nos subraya que por el Bautismo somos templos vivos del Espíritu Santo, invitándoles a tomar conciencia de esa realidad.
Los formadores por pedido de su Obispo actúan en las:
Las Heridas: colocar el bálsamo en todo aquellos que produce dolor, invitar a la confesión y a La Divina Liturgia.
Previendo, aconsejar desde lo positivo, de buena gana, no con queja ni enojo, en lo que hay que mejorar y trabajar, en las dimensiones del ser humano, en su totalidad, recordemos que el amor es preveniente, y que el formador actúa con la luz que guía por estas penumbras, por medio de la Santas Escrituras “Tu palabra es una lámpara para mi pie y una luz para mi vereda”, el formando al sacerdocio estará firme y se sentirá acompañado.
Curando: el fin es recobrar la alegría del servicio, el sentido de la vida, la razón de ser en el ministerio ordenado, como diácono o sacerdote. Que este ministerio no sea una carga mas bien que sea una edificaron para
El diácono y el sacerdote realiza un itinerario por medio de:
1) Contemplar la figura del Cristo siervo sufriente, dejarse vaciar, inundar por la presencia deificante de Dios. La unión en la práctica y la hesiquia, resultan en el silencio interior, uniéndose con Dios, gustamos del significado trascendental en La liturgia con un cántico al cosmos, comenzando con nosotros mismos. El pastor debe ser reverendo, es decir asemejarse a Cristo, en la metanoia. En el vocablo griego se expresa un sentido positivo y negativo este profundo sentido “metanoite”, implica el remordimiento sobre el acto, es pasivo, ahora en el vocablo griego metania significa cambio de acto, de pensamiento”, comprendiéndose lo activo lo creativo
2) Favorecer la dimensión espiritual, que sus sentidos no queden solo en lo sensible, por ejemplo San Simeón el nuevo teólogo advierte a preguntarse donde se dirige la mirada del sacerdote.
3) Lograr una armonía en los ideales en la formación de una sensibilidad humana.
4) Se aspira que el que ha recibido el Don en su ordenación por este acto sagrado (implosión de manos) no lo descuide y que lo conserve ardiente.
b) Dimensión jurídica.
Las ordenaciones son realizadas por el obispo, el Señor obispo trabaja en la visión unificadora para mantener lo que se denomina “la canonicidad”, el pensamiento central es que lo hace con la fe para llevar su jurisdicción. Los Cánones son para indicar el proceder, reavivando el concepto de Eclessia, como una entidad espiritual y sacramental siendo el fin del Cánon el clarificar, expresando la unidad en el obispo de la eparquía como parte de la sucesión apostólica. Esa sucesión se establece definitivamente por una cátedra definitiva y con un fin especifico manteniéndose leales (Isaías 43:3-4), en un espíritu de alegría, fe y ordenamiento en la prioridad de la importancia de la Fe, Gracia, y sobre todo Verdad.
San Ignacio de Antioquia agrega la palabra Amor a esta igualdad, a esta fórmula, su pensamiento profundo el punto de vista de que la Iglesia Ortodoxa es la Unidad de la Fe y el Amor; por otro lado San Vicente de Lerins enfatizaba la Tradición de Fe, Orden, Adoración y Piedad como se confesaba al principio “en todas partes, siempre y por todos”.
Posee la missio canonica, o sea esta habilitado para hacerlo.
Esencia y palabras ejecutoras del sacramento,
“La Divina gracia que siempre cura lo que está enfermo, y procura lo que falta, elige a (nombre) el muy piadoso subdiácono, como diácono (o diácono como sacerdote). Roguemos por él, a fin de que venga sobre él la gracia del Espíritu Santo.” La imposición de las manos al clero inferior (lector, subdiácono) se llama “Quirotesia.”
San Pablo en su carta nos dice que: “A nosotros pues, el hombre nos considera como unos ministros de Cristo y dispensadores de los misterios de Dios” (1, Corintios 4:1), puede notarse que el llamado, este misterio es activo, creativo, la ordenación, es un acto sagrado, efectuado por los rezos litúrgicos de los celebrantes e imposición de manos de los obispos, como testigos principales, en la cabeza del candidato, desciende sobre esta persona la Divina gracia, santificándola y ordenándola a cierto grado de la jerarquía eclesiástica, y que después colabora y auxilia en el desempeño de sus deberes. Este momento sagrado como se dijo es de carácter creativo, positivo con una carga cuyo trasfondo es la edificación del Cuerpo de Cristo, en la edificación de los misterios, la comunidad de creyentes junto con el Obispo testifican de la unidad con la Iglesia original y en el misterio, en la vida eucarística, en el recibir los Santos Dones se acontece la vida del sacerdote, es un anticipo del cielo.
c) Canon.
En la iglesia se preserva el sistema administrativo, es de libertad y disciplina, clérigos y fieles forman una unidad. La Iglesia Católica Ortodoxia pone el acento en el total cumplimiento de la voluntad de Dios la noble tarea de armonizar la autoridad de Dios y la libertad del hombre en la enunciación de sus doctrinas y reglas canónicas. Ha asumido la gran tarea de, en la historia, mantener el equilibrio entre la autoridad y la libertad; la unidad y la emancipación particular como Iglesia: "la unidad y la variedad" (imagen de la santa Trinidad que siendo un solo Dios, hay tres personas).
En el Canon 39 del Sínodo de Trullo, reunido en el año 691, reconoció el derecho de una Iglesia Local a tener sus propias leyes especiales, o regulaciones: “por nuestra relación con Dios, padres, declaramos que aquellas costumbres propias de cada Iglesia pueden ser preservadas...” irradiando siempre el espíritu de las leyes de la Iglesia universal, buscándose el bienestar espiritual, la costumbre local se respeta aprendiendo que las leyes canónicas en un momento dado de la historia solo refleja el pensamiento particular de ese momento, hay una validez absoluta de los cánones y por ser absolutas realizan la recta doctrina sin embargo es tarea del estudioso captar el significado del canon en su contexto histórico, político y cultural, el pensamiento es la salvación de la gente
d) Dimensión ontológica:
Dios primer motor, el Ser, nos impulsa a que participemos de su ser, nos da ser, Él no necesita de nosotros, no esta solo, es total, completo, acto puro, en un continuo presente, ahora quiso compartir su alegría y vida con nosotros, con los seres humanos, ser la obra, tender hacia Él, como microcosmos, cada persona son virreyes de Dios comprometida desde la existencia, Dios es la causa inicial de la persona del mundo y su fin último, el alma tiende a Dios porque es innato, esta tendencia precede al cristianismo pero toma fuerza con el evangelio. En su ordenamiento establece la particularidad de hacer participar a unos al ministerio ordenado
La ordenación tiene una raíz ontológica sacramental, solo se recibe por el sacramento del orden, el ser humano como persona, se concibe siempre como ser creado a imagen de Dios el carácter en la imagen de la persona y la finalidad en la imagen en la existencia de esa misma persona componen la espiritualidad. El ser humano refleja la realidad divina como sujeto único, mejor dicho lleva en su interior la imagen de Dios (una imagen de la imagen) en especial, actuando con devoción exclusiva a Dios o en rebeldía por su ego. Los seres humanos son una unidad cargadas por Dios con su imagen, desarrollando hasta alcanzar la meta, que es ser “a imagen de Dios”. De acuerdo con esta imagen, el ser humano tiene como prototipo a Cristo, imitándolo a desarrollar una semejanza con Dios, relación intima – personal.
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