En el camino a la unidad
Por fray Estephanos
Dios es amor, si la Biblia desapareciera y quedara esa frase sería suficiente, para demostrarnos el camino a Dios, ahora en ese Amor que es el grado sumo, nosotros con nuestras flaquezas, divisiones, envidias y celos demostramos que Dios no es Amor, entonces parecería que hay una inconsistencia, porque se habla de “un Señor, una fe , un bautismo” (Efesios 4, 5) , sin embargo esa unidad que hablaba Cristo no es evidente en la sociedad, ni se evidencia en el cristianismo, siendo talvez como esta frase paradójica…“un sujeto sano, con una herida, mortal, punzante, que sangra causada irónicamente por el mismo”,esto ilustra lo absurdo que somos, lo llamativo, es que nosotros mismos con nuestras actitudes, evidenciamos que esa unidad anunciada y fomentada por el apóstol San Pablo a los cristianos, lastimar el rostro de Cristo al existir divisiones, el hablar mal el uno al otro, el causar conflictos, etc.
En la santa Biblia se habla de esa unidad predicada, practicada y fomentada por los cristianos primitivos en el sentido de ser los primeros, la unidad encierra “un” Kerygma, anuncio evangélico, buenas noticias que abarca desde Jesús, con su vida, muerte y resurrección, siendo la noticia que Cristo resucitó, esta es la “novedad evangélica”, que indica el milagro como signo tangible, aprehensible de lo incomprensible, aceptada y anunciada por los primeros siervos del camino que por providencia divina se les llamó cristianos. Si nosotros, como cuerpo de la Iglesia, predicamos la resurrección de Jesús y creemos en ese mensaje siempre actual, inagotable, de la misma manera, debemos anunciar la unidad y creerla, como fomentarla.
En este mes de diciembre, donde la mayoría de los países se están preparando para las fiestas navideñas, estar en las fechas litúrgicas con sus seres queridos, con sus familias, dentro de unos días, se hablará del nacimiento de Cristo, opacando talvez el propósito de la unidad anunciada y testimoniada por los mártires.
Unos de los derechos propios de la humanidad, es poder vivir y practicar su libertad, su creencia, incluida en la Ley moral natural, “se vive la dignidad en la vivencia de los valores de la persona humana, donde se demuestra que somos hechos a imagen y semejanza de Dios.”
En el pensamiento surge una pregunta punzante, ¿la unidad es parte de esa Ley natural? ¿Surge de ella?
La unidad es un don, y solo si abrimos nuestro corazón por medio de la “vida cristiana” y particularmente por la oración, recibiremos ese don que procede del Espíritu Santo. Solo si ejercemos esa unidad demostramos la existencia de una Ley natural moral que precede a todo los derechos inalienables de la persona humana. Por lo tanto para que el mensaje tenga solidez, el anuncio del Kerigma debe ser armónico, “Espíritu Santo nos da la unidad, tenemos una mente abierta dispuestos a la apertura, abrir el corazón, recibimos ese don de la unidad, y vivimos esa misma unidad indicando, que procede de la Ley natural moral, entonces esa ley natural moral, incluye a todos los derechos porque “son de origen divino”, que es el punto clave.
Lograr la unidad es otro tema, significa un cambio constante, en nuestro interior, implica una “metanoia” un cambio “perfomativo”, que se demuestra en lo cotidiano, en lo vivencial, hacer revalorizaciones, buscar el perdón y pedir perdón, viviendo la caridad que es la justicia. Nuestro camino es hacia la Cruz de Cristo que como mensaje de salvación, es actual como en el primer siglo y se busca la unidad como en el primer siglo.
Dirigirse hacia Cristo es pedir que se disipen las nubes de la arrogancia y de la autoconfianza en un yo egoísta, tenemos la oportunidad “ahora” de ser signos tangibles de esa unidad, es el tiempo de la gracia de Dios, pero lo interesante que ese tiempo es “Ahora”.
El cristianismo es una religión, eso es evidente, esa religión es una relación-intimidad en al alma humana, por el cual el hombre busca a Dios, esto es en palabras de Berdiadiev “ser místico” , no en desmedro de lo racional, pero si reavivar en cada uno de nosotros, al Dios peregrino que viene a nosotros y nos buscó primero. Reconociendo el “origen divino” de la unidad, viviendo esa experiencia divina por la participación de la gracia, impregnados de la gracias santificante.
El mensaje debe aparecer cristocéntrico y trinitario
La formación del catequista, del cristiano moderno, deberá estar marcada primeramente por un fuerte cristocentrismo: “La finalidad cristocéntrica de la catequesis, que busca propiciar la comunión con Jesucristo en el convertido, impregna toda la formación de los catequistas”
En la Comunidad: porque es algo que se realiza poco a poco, en un caminar en comunidad, en busca de una sociedad fraterna y justa.
Mensaje evangélico: es la doctrina de Cristo. Pero entendida como la ve la Iglesia.
Educar: es busca hacer crecer la semilla que Dios depositó en el alma el día del Bautismo.
Entendimiento (acto de inteligencia). Pero teniendo en cuenta que nunca podemos llegar a abarcar totalmente la grandeza infinita de Dios.
Aceptación (acto de voluntad). Después, la voluntad decide si acepta o no los datos que ha recibido la inteligencia.
Gracia de Dios. Como la voluntad no recibe con total seguridad sobre cuanto le presenta la inteligencia, necesita la ayuda de la gracia para aceptar lo que está más allá de sus posibilidades
La catequesis que parte de la vida y es iluminada por la Palabra de Dios, debe volver a la vida para enriquecerla, darle pautas de conducta y actitudes que se transformen en testimonio y anuncio.
La Iglesia Ortodoxa, pide que esa catequesis, ese testimonio den muestras de “unidad de amor y de libertad”, ese “uno” fortalece la gracia de la fe, y se vive la vida trinitaria
El espíritu de la misión, invita a la unidad que se resume en estas palabras:
Este es el tema del III Congreso americano misionero, actitudes de espíritu evangélico grabados en la comunidad de Jesús:
• Escuchar: cuidadosamente y amorosamente lo que oye, ve y siente, su dolor amor y silencio, en ellos está Dios, lo humano y la vida. Se busca creer en la bondad de la persona por encima del error, escuchar significa que Dios es uno, que todos son hermanos.
• Aprender: guardando en el corazón lo que Dios nos enseña, a esperar con claridad buscando el porque y el sentido del obrar humano y de la obra de Dios, la verdad se hace mas clara, gradualmente según los tiempos de Dios (Prov. 4: 18) según las necesidades y en consideración de su pueblo. La misión siempre encomendada de novedad de expresión en las diferentes culturas y pueblos. Se aprende en actitud admirativa y contemplativa
• Anunciar fiel y verazmente el kerigma, se recibe gratis se da gratis. El trinomio evangelio-fe y palabra maduran en el corazón y en la comunidad empujadas por el Espíritu Santo. El anuncio “une” hay coherencia, quien anuncia sigue siendo discípulo “va y viene”. El Espíritu armoniza discipulado y misión.
Estas frase escuchar-aprender-anunciar, se trasmiten desde hace siglos en la Divina Liturgia de san Juan Crisóstomo, enfatizando que el objetivo de adorar a Dios es anunciar y celebrar en las palabras y rituales de la nueva vida que Dios nos ha dado en su Hijo Jesucristo en la Iglesia.
En consecuencia, nuestra adoración es la empresa en el sentido que busca la unidad. Es una empresa de la Iglesia, la comunidad de personas que han sido bendecidos con las promesas de Dios. Aunque nuestra adoración es privada y mística, la fe del cristiano se basa en una comunidad de cristianos o en otras palabras el Espíritu se manifiesta en la comunidad orante y celebrante asentada en la fe de los apóstoles. San Máximo el confesor nos explica que Dios le ha encomendado al hombre la misión de unificar el cosmos, y como Cristo unificó en si mismo al ser humano, el Creador ha unificado el cosmos en el hombre. Nos ha mostrado como unificar el cosmos en la comunión de Cristo. Como podemos notar el “origen divino” de los derechos, que proceden de la Ley Moral Natural están en la Liturgia cósmica o sea La Liturgia Cósmica precede, a la ley moral natural, porque Cristo es el centro de la Divina Liturgia, acción salvífica que unifica al cosmos incluyendo “la energía” y la voluntad del hombre, indicando que la unidad de los cristianos solicitada en la oración de Jesús (Juan 17, 21), supera lo humano, dependiendo directamente de las manos del Señor. Sin embargo la unidad “Un señor, una fe, un bautismo” frase de san Pablo, nos indican como a los cristianos de Tesalónica que tenemos como meta el “orad sin cesad” (1 Tes 5, 13. 18), recordemos que por providencia se nos lama cristianos (Hechos 11, 26)
Para que nuestro mensaje no sea contradictorio, para mostrar el rostro de Dios, debemos vivir la unidad donde podemos mostrar el rostro de Dios en el rostro del Hijo, las divisiones, la enseñanza en contra del otro, solo en la unidad podemos mostra el verdadero rostro del Señor.
El interés del cristiano es reconocer que necesita contemplar en el silencio la amorosa Palabra de Dios transmitida por los Apóstoles, por sus profetas como atalayas del anuncio de las Buenas Noticias, “recibimos la verdad y no la vendemos” (Prov ) , la compartimos en la comunión, en la fraternidad.
• El diálogo.
• Disponibilidad de accesibilidad de acptar esa unidad
Como dice la antigua liturgia de san Juan Crisostomo “Conversi ad dominum” mirar hacia el oriente, mirar hacia Cristo , “Abrid las puertas” a “los del camino”, volver a las fuentes en renovación constante, a la luz divina que guia nuestros pasos siempre y cuando aceptemos esa unidad cuando Dios la conceda asi no lastimaremos no solo nuestro cuerpo sino que las Palabras de San Pablo tomaran realidad al aceptar la unidad cuando Cristo la conceda al no lastimar más su santa faz.
Que Maria Panhagia en este tiempo litúrgico de adviento
dirija nuestra mirada a Cristo rey
Amíñ
Fray Estephanos
Por fray Estephanos
Dios es amor, si la Biblia desapareciera y quedara esa frase sería suficiente, para demostrarnos el camino a Dios, ahora en ese Amor que es el grado sumo, nosotros con nuestras flaquezas, divisiones, envidias y celos demostramos que Dios no es Amor, entonces parecería que hay una inconsistencia, porque se habla de “un Señor, una fe , un bautismo” (Efesios 4, 5) , sin embargo esa unidad que hablaba Cristo no es evidente en la sociedad, ni se evidencia en el cristianismo, siendo talvez como esta frase paradójica…“un sujeto sano, con una herida, mortal, punzante, que sangra causada irónicamente por el mismo”,esto ilustra lo absurdo que somos, lo llamativo, es que nosotros mismos con nuestras actitudes, evidenciamos que esa unidad anunciada y fomentada por el apóstol San Pablo a los cristianos, lastimar el rostro de Cristo al existir divisiones, el hablar mal el uno al otro, el causar conflictos, etc.
En la santa Biblia se habla de esa unidad predicada, practicada y fomentada por los cristianos primitivos en el sentido de ser los primeros, la unidad encierra “un” Kerygma, anuncio evangélico, buenas noticias que abarca desde Jesús, con su vida, muerte y resurrección, siendo la noticia que Cristo resucitó, esta es la “novedad evangélica”, que indica el milagro como signo tangible, aprehensible de lo incomprensible, aceptada y anunciada por los primeros siervos del camino que por providencia divina se les llamó cristianos. Si nosotros, como cuerpo de la Iglesia, predicamos la resurrección de Jesús y creemos en ese mensaje siempre actual, inagotable, de la misma manera, debemos anunciar la unidad y creerla, como fomentarla.
En este mes de diciembre, donde la mayoría de los países se están preparando para las fiestas navideñas, estar en las fechas litúrgicas con sus seres queridos, con sus familias, dentro de unos días, se hablará del nacimiento de Cristo, opacando talvez el propósito de la unidad anunciada y testimoniada por los mártires.
Unos de los derechos propios de la humanidad, es poder vivir y practicar su libertad, su creencia, incluida en la Ley moral natural, “se vive la dignidad en la vivencia de los valores de la persona humana, donde se demuestra que somos hechos a imagen y semejanza de Dios.”
En el pensamiento surge una pregunta punzante, ¿la unidad es parte de esa Ley natural? ¿Surge de ella?
La unidad es un don, y solo si abrimos nuestro corazón por medio de la “vida cristiana” y particularmente por la oración, recibiremos ese don que procede del Espíritu Santo. Solo si ejercemos esa unidad demostramos la existencia de una Ley natural moral que precede a todo los derechos inalienables de la persona humana. Por lo tanto para que el mensaje tenga solidez, el anuncio del Kerigma debe ser armónico, “Espíritu Santo nos da la unidad, tenemos una mente abierta dispuestos a la apertura, abrir el corazón, recibimos ese don de la unidad, y vivimos esa misma unidad indicando, que procede de la Ley natural moral, entonces esa ley natural moral, incluye a todos los derechos porque “son de origen divino”, que es el punto clave.
Lograr la unidad es otro tema, significa un cambio constante, en nuestro interior, implica una “metanoia” un cambio “perfomativo”, que se demuestra en lo cotidiano, en lo vivencial, hacer revalorizaciones, buscar el perdón y pedir perdón, viviendo la caridad que es la justicia. Nuestro camino es hacia la Cruz de Cristo que como mensaje de salvación, es actual como en el primer siglo y se busca la unidad como en el primer siglo.
Dirigirse hacia Cristo es pedir que se disipen las nubes de la arrogancia y de la autoconfianza en un yo egoísta, tenemos la oportunidad “ahora” de ser signos tangibles de esa unidad, es el tiempo de la gracia de Dios, pero lo interesante que ese tiempo es “Ahora”.
El cristianismo es una religión, eso es evidente, esa religión es una relación-intimidad en al alma humana, por el cual el hombre busca a Dios, esto es en palabras de Berdiadiev “ser místico” , no en desmedro de lo racional, pero si reavivar en cada uno de nosotros, al Dios peregrino que viene a nosotros y nos buscó primero. Reconociendo el “origen divino” de la unidad, viviendo esa experiencia divina por la participación de la gracia, impregnados de la gracias santificante.
El mensaje debe aparecer cristocéntrico y trinitario
La formación del catequista, del cristiano moderno, deberá estar marcada primeramente por un fuerte cristocentrismo: “La finalidad cristocéntrica de la catequesis, que busca propiciar la comunión con Jesucristo en el convertido, impregna toda la formación de los catequistas”
En la Comunidad: porque es algo que se realiza poco a poco, en un caminar en comunidad, en busca de una sociedad fraterna y justa.
Mensaje evangélico: es la doctrina de Cristo. Pero entendida como la ve la Iglesia.
Educar: es busca hacer crecer la semilla que Dios depositó en el alma el día del Bautismo.
Entendimiento (acto de inteligencia). Pero teniendo en cuenta que nunca podemos llegar a abarcar totalmente la grandeza infinita de Dios.
Aceptación (acto de voluntad). Después, la voluntad decide si acepta o no los datos que ha recibido la inteligencia.
Gracia de Dios. Como la voluntad no recibe con total seguridad sobre cuanto le presenta la inteligencia, necesita la ayuda de la gracia para aceptar lo que está más allá de sus posibilidades
La catequesis que parte de la vida y es iluminada por la Palabra de Dios, debe volver a la vida para enriquecerla, darle pautas de conducta y actitudes que se transformen en testimonio y anuncio.
La Iglesia Ortodoxa, pide que esa catequesis, ese testimonio den muestras de “unidad de amor y de libertad”, ese “uno” fortalece la gracia de la fe, y se vive la vida trinitaria
El espíritu de la misión, invita a la unidad que se resume en estas palabras:
Este es el tema del III Congreso americano misionero, actitudes de espíritu evangélico grabados en la comunidad de Jesús:
• Escuchar: cuidadosamente y amorosamente lo que oye, ve y siente, su dolor amor y silencio, en ellos está Dios, lo humano y la vida. Se busca creer en la bondad de la persona por encima del error, escuchar significa que Dios es uno, que todos son hermanos.
• Aprender: guardando en el corazón lo que Dios nos enseña, a esperar con claridad buscando el porque y el sentido del obrar humano y de la obra de Dios, la verdad se hace mas clara, gradualmente según los tiempos de Dios (Prov. 4: 18) según las necesidades y en consideración de su pueblo. La misión siempre encomendada de novedad de expresión en las diferentes culturas y pueblos. Se aprende en actitud admirativa y contemplativa
• Anunciar fiel y verazmente el kerigma, se recibe gratis se da gratis. El trinomio evangelio-fe y palabra maduran en el corazón y en la comunidad empujadas por el Espíritu Santo. El anuncio “une” hay coherencia, quien anuncia sigue siendo discípulo “va y viene”. El Espíritu armoniza discipulado y misión.
Estas frase escuchar-aprender-anunciar, se trasmiten desde hace siglos en la Divina Liturgia de san Juan Crisóstomo, enfatizando que el objetivo de adorar a Dios es anunciar y celebrar en las palabras y rituales de la nueva vida que Dios nos ha dado en su Hijo Jesucristo en la Iglesia.
En consecuencia, nuestra adoración es la empresa en el sentido que busca la unidad. Es una empresa de la Iglesia, la comunidad de personas que han sido bendecidos con las promesas de Dios. Aunque nuestra adoración es privada y mística, la fe del cristiano se basa en una comunidad de cristianos o en otras palabras el Espíritu se manifiesta en la comunidad orante y celebrante asentada en la fe de los apóstoles. San Máximo el confesor nos explica que Dios le ha encomendado al hombre la misión de unificar el cosmos, y como Cristo unificó en si mismo al ser humano, el Creador ha unificado el cosmos en el hombre. Nos ha mostrado como unificar el cosmos en la comunión de Cristo. Como podemos notar el “origen divino” de los derechos, que proceden de la Ley Moral Natural están en la Liturgia cósmica o sea La Liturgia Cósmica precede, a la ley moral natural, porque Cristo es el centro de la Divina Liturgia, acción salvífica que unifica al cosmos incluyendo “la energía” y la voluntad del hombre, indicando que la unidad de los cristianos solicitada en la oración de Jesús (Juan 17, 21), supera lo humano, dependiendo directamente de las manos del Señor. Sin embargo la unidad “Un señor, una fe, un bautismo” frase de san Pablo, nos indican como a los cristianos de Tesalónica que tenemos como meta el “orad sin cesad” (1 Tes 5, 13. 18), recordemos que por providencia se nos lama cristianos (Hechos 11, 26)
Para que nuestro mensaje no sea contradictorio, para mostrar el rostro de Dios, debemos vivir la unidad donde podemos mostrar el rostro de Dios en el rostro del Hijo, las divisiones, la enseñanza en contra del otro, solo en la unidad podemos mostra el verdadero rostro del Señor.
El interés del cristiano es reconocer que necesita contemplar en el silencio la amorosa Palabra de Dios transmitida por los Apóstoles, por sus profetas como atalayas del anuncio de las Buenas Noticias, “recibimos la verdad y no la vendemos” (Prov ) , la compartimos en la comunión, en la fraternidad.
• El diálogo.
• Disponibilidad de accesibilidad de acptar esa unidad
Como dice la antigua liturgia de san Juan Crisostomo “Conversi ad dominum” mirar hacia el oriente, mirar hacia Cristo , “Abrid las puertas” a “los del camino”, volver a las fuentes en renovación constante, a la luz divina que guia nuestros pasos siempre y cuando aceptemos esa unidad cuando Dios la conceda asi no lastimaremos no solo nuestro cuerpo sino que las Palabras de San Pablo tomaran realidad al aceptar la unidad cuando Cristo la conceda al no lastimar más su santa faz.
Que Maria Panhagia en este tiempo litúrgico de adviento
dirija nuestra mirada a Cristo rey
Amíñ
Fray Estephanos
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