La celebración de la Liturgia en la
soledad
En la vida del consagrado y dedicado a Dios, la celebración
litúrgica es la vida del presbítero. Es lo que hace, presentándose ante el
terrible Altar de Dios, ruega a Dios por las intenciones del pueblo, si está solo,
también puede celebrar este Misterio, aunque no es poco frecuente que el Santo Bema
(Altar) este en ayunas, para reflexionar de la oportunidad que podemos celebrar
y de los fieles que no deben tener en menos
tan precioso regalo, Misterio insondable e indescriptible de la acción del
Espíritu Santo, así lo afirma la palabra de Dios. En la Liturgia, se afirma que
los querubines de múltiples ojos observan, privilegio que poseemos de poder
consagrar este augusto misterio donde los ángeles tiemblan y nosotros nos
conmovemos. El sacerdote maduro y
menatdp en la fe sabe que no está en una soledad pasiva sino en la oportunidad
de nuevamente de mirar la cruz y el Icono de Doncella María, en la antigua Rusia
cuno algún visitante asistía a alguna capilla perdida por los montes, primero
le pedía la bendición al padre y después se presenciaba la Liturgia y alguna hogaza que era lo único que se tenía, es una pustinia, soledad en el encuentro y comunión con Dios, encontrar en la
alianza testamentaria la profundidad de
la interioridad desde nuestro
compromisos como cristianos, secreto corazón
“Padre Eterno, yo te
sigo
y quiero darte lo que
pides.
Aunque hay veces,
que me cuesta darlo
todo,
Señor, no soy digno de
estar en Tu presencia
Tú lo sabes, soy todo tuyo.
Señor ¿a quién iremos? Solo tú tienes palabras de vida eterna
Vayamos y veamos y
muramos con Él
¡Este es el Cordero de
Dios!
Señor, llévame en Tu regazo
Señeor que estés junto
a mí.
Te amamos y necesitamos
No te alejes de
nosotros
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