San Efrén,
diácono y confesor.- 9 de Junio.
(+ 379)
Uno de los
mas esclarecidos doctores de la
Iglesia de Siria fue san Efrén , el cual nació en la ciudad
de Nisibe y fue hijo de padres labradores, pero ilustres por la confesión de la
fe y por la sangre de los santos mártires, que honraron su cristiana familia.
Críase con tan grande inocencia, que en el libro de su confesión, no se acusa
mas que de dos culpas en su niñez; fue la una haber echado a correr por los montes tras una vaca de un vecino
suyo, lo cual se perdió y fue devorada por las fieras; la otra haber puesto una
vez en duda que todas las cosas anduviesen ordenadas por la Providencia divina.
Retiróse al yermo; más habiéndole mostrado el Señor que quería servirse de él
para bien de muchos, pasó a la ciudad de Edesa, donde fue ordenado de diácono,
y aunque mas tarde quería el gloriosos san Basilio hacerle sacerdote, nunca
pudo acabar con el que aceptase aquella dignidad. Supo una vez venían para
hacerle obispo y comenzó el a fingir estar loco y hacerse visajes en la plaza
andando a prisa y corriendo por las calles , y rasgando sus vestiduras y
comiendo delante de todos, para que le dejasen y menospreciasen los que querían
encomendarle el gobierno de la iglesia . Era elocuentísimo predicador de
Jesucristo, y convirtió a la fe a gran numero de idolatras y herejes, y de una
disputa que tuvo con Apolinar, salió aquel famoso hereje tan atajado y corrido,
que no supo decir palabras, y con tan grande tristeza y angustia de corazón,
que le dañó una enfermedad de que llegó a las puertas de la muerte. Tenía también el glorioso san
Efrén unas entrañas muy blandas con los pobres, y en una grande hambre que en
su tiempo afligió mucho a la ciudad de Edesa, viendo que perecían muchos pobres
y que los ricos apretaban la mano y los dejaban morir, los reprendió
gravemente, y con la limosnas que recogió armó trescientas camas para los
enfermos, vistió a los desnudos y dio de comer a los hambrientos, y para que no
faltase el alimento espiritual de las almas, escribió muchos libros en lengua
siríaca, los cuales eran tan estimados que como dice san Jerónimo, se leían
públicamente en algunas Iglesias después de la Sagrada Escritura.
Son todas las obras de este santo Padre muy espirituales, y en ella resplandece
su grande ingenio y su elocuentísima
singular, y sobre todo un espíritu celestial y soberano, suave y eficaz blando
y fervoroso de que Dios le había dotado. Finalmente estando ya para morir
escribió aquella admirable exhortación llena de santísimos documentos, llamado
el Testamento de san Efrén, encomendó encarecidamente que no le enterrasen con
vestidura preciosa, ni en sepulcro, ni en templo, sino en el cementerio de los
pobres y peregrino: mas el Señor tomó por su cuenta el honrarle y hacer su
nombre inmortal y gloriosos en toda la Iglesia universal.
Reflexión:
Poseemos en a Iglesia tal abundancia de libros escritos por autores doctísimos
y santísimos, que es para alabar a Dios. Su profunda sabiduría asombra a
ingenio humano y el olor de santidad que se percibe en su lectura, reanima al
lector mas aletargado por el frío de la duda, o la ponzoña del error y de los
vicios. Pues ¿por qué no se han de leer
libros malos que le llenan de tinieblas y el frío glacial, y lo sumen en
su letargo de muerte?
Oración: ¡Oh Dios! que nos alegras en la anual solemnidad de tu
bienaventurado san Efrén, concédenos propicio, que imitemos las buenas acciones
de aquel santo cuyo nacimiento para el cielo celebramos. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén
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